Alguien te concedió alguna vez el beneficio de ser y hubiera sido hermoso en realidad que tu plan de vida se hubiera llevado a término. Sabrías entonces que la realidad no es para reflexiones, si no para actuar. ¡Cuántas veces te golpeaste contra el muro antes de poder atravesarlo! Yo creería que cada personaje de ese sudorcito de Dios es finito duro y frío, pero de ser así, nada fluiría. Te miro recordando años y escenarios en que podrían haberse desarrollado nuestros lazos. Alguna vez, de paso, despertarías si la certeza de un a mañana “normal”, ser en tu cuerpo una réplica viva de esas figurillas de los televisores, haciéndole al maniquí con el don del habla, para demostrarte que tu cuerpo no respondería a la rigidez, ni a la meditación trascendental; porque eres agua que puede arrastrar a los inocentes en caudalosos momentos de simple expresión, y al mismo tiempo lavar y pulir piedras de río. Así alguna vez te imaginaste llegar al mundo causando tanto sufrimientos y suspiros. Pensarías en todo lo que nos ha costado intentarlo en esta vida y pensarías que el tiempo de darle un colmo a nuestro amor ha llegado, que de un momento a otro llegaría para que todas las cosas anteriores a este suceso se convirtieran en un pasado lejano e incierto. Adoptaríamos nuevas costumbres, y seguiríamos siendo los mismos... Te llegarían tantas cosas como cada vez que te peinaras viendo el espejo, y te peinaras viendo esa breve cana que te nace y se pierde según te acomodes el cabello. Pero no sucede de ningún modo, porque de ser así, yo lo estaría haciendo también mientras hago una mueca detrás de ti y reconocería en todo este jugueteo un ritual dela pareja que habita este lugar, y también como un ritual de la gente que lo habitará porque (no lo sabes pero) nos iremos pronto de aquí y muchas cosas mejorarán, y todo esto lo sabrías cada vez que empezaras a hacerlo (el peine en la mano y yo detrás de ti con el cepillo y alguna nueva mueca), pero nos ocupamos de otras cosas, como vivir y ser, y en el fondo, al pensar en esa posibilidad, la alejamos de la utopía y salimos del baño, peinados y reflexionados.