Cuando la tarde se iba poniendo en el horizonte
matizando de eclipsados destellos el azul
reflejo de un cielo añejo,
te di mi amor con un fervoroso beso
inculcando en él, mi adorado sueño...
que no te sería fácil escapar de ello.
Fue el amor que nos llego con fuego
encaramado en el digno asiento
de una fría loza de cemento
del viejo estadio que escucho mi canto.
No necesitamos de mayor aplauso
que el melodioso trino
de aquel golondrino
que volaba en círculos mirando curioso
de lo prolongado que fue nuestro beso,
lo que él no sabía poesía mía
que fue ese noviembre
el que cambio por siempre, mi inquietud peregrina
mi soledad sin rumbo,
mis inefables sueños
de recorrer el mundo
se hicieron mas broncos de lo que era posible
y se quedaron contigo...en aquel noviembre,
y fue para siempre
que el cariño mío
se quedó contigo en aquel noviembre.
Texto agregado el 13-12-2005, y leído por 217
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