ENSAYO SIN NOMBRE
Escuché mucho acerca de la película POCAHONTAS, pero por circunstancias diversas no había tenido la oportunidad de verla. En clase de SEMIÓTICA I nos la recomendaron y decidí hacer caso de esta recomendación.
Decidí en una tarde de sábado mirar de una vez por todas la película POCAHONTAS. LA MIRÉ DE LA MISMA MANERA CON QUE UN NIÑO ABRE UN REGALO, envuelto en papel brillante, amarrado con una cinta de gran expectación.
Inicia la historia con un barco que zarpa desde algún lugar del puerto londinense, con rumbo al nuevo mundo. El nuevo mundo representaba para la mentalidad europea del momento histórico del siglo XVII, la tierra de nadie... sin cultura, ni arraigo e identidad; pero una tierra donde se creía que el oro lanzaba destellos, como mensajes en clave, que descifrados implicaban un imperativo urgente de posesión.
Segados por el esplendor del metal que expide rayos dorados, como los campos de trigo en tiempo de siega o como los maizales maduros que alimentan al indio, viajan a bordo además de la ambición y la codicia, unos marineros ingleses al mando de un " Gran Señor". Tienen como fin, despojar a los indios de lo suyo, aplicando el principio maquiavélico: "el fin justifica los medios". Efectivamente su deseo de riqueza es infinito como infinita se perfila ante sus ojos la selva virgen.
Mientras tanto, otro pueblo con características propias aparece en un escenario pintado con los colores de la naturaleza... una naturaleza que mirándola desde una perspectiva religiosa se diría que es el paraíso; donde el azul del cielo se funde en el horizonte con el azul del mar, el verde de la selva se levanta como molinos de viento que giran sus aspas al vaivén ...más allá se halla el río, que en su parte más alta se desmelena en cascadas que se estrellan en su falda formando un manto de virginal blancura; el cristal de sus aguas se halla interrumpida por unos cuantos gigantes milenarios, que descansan perezosos en su remanso. Es una tierra de promisión, así lo dicen los campos de cultivo, el viento, el mar, la lluvia... todo se halla en su lugar, todo se halla en un perfecto equilibrio. Pero este equilibrio no es un accidente es la perfecta simbiosis del indio con su tierra.
Dentro de esta se pasea con aire de libertad la PRINCESA POCAHONTAS, la hija del jefe indio. De pronto mira al mar y descubre un barco que atraca en frente suyo... los hombres que bajan en el traen armas; presiente que algo que no sabe que es va ha pasar. Días antes, tuvo un sueño sobre una flecha que giraba y otros signos indescifrables que la dejaron un poco inquieta. Desde ahí espía los movimientos de los extranjeros con curiosidad y recelo.
Entre esos hombres hay una imagen que estremece su ser; no sabe quién es... a qué vino... Un tiempo después, y sin medir consecuencias le brinda su amistad; se visitan en los rincones mágicos del bosque ... respiran un ambiente de aceptación ... una empatía que los hace olvidar de momento las barreras étnicas y culturales.
En resumen, la historia se desarrolla en apariencia como cualquier otro cuento; sólo que esta Princesa no se identifica en nada con Blanca Nieves, La Cenicienta o cualquier otra de su especie. Esta princesa no vive en castillos medievales, no es propietaria de joyas reales, no vive en el exilio ni tiene una bruja como madrastra. Por castillo tiene un bohío hecho de hilos secos al sol, por joyas las estrellas, por padre un Sócrates, o un Platón, por madrastra los árboles que parecen tomar en la penumbra la forma de una dulce y tranquila abuela, por exilio la infinita naturaleza que cual prisma de cristal encarcela la luz, para luego liberarla convertida en átomos de arco iris; y por príncipe encantado un marinero con pinta de conquistador, que al final queda conquistado. Hasta aquí todo marcha como en el país de Alicia.
Claro está que cuento que se respete termina con : " Se casaron, fueron felices y comieron perdices" ; tiene que terminar así son las reglas ... pero se teme desilusionar, porque ni se casaron ni comieron perdices... pero estoy segura que fueron felices.
Se dice con seguridad que lo fueron; porque cada uno eligió lo mejor , y lo mejor es quedarse y también marcharse ... en estas inconsistencias ... que unen que separan ... se halla la verdadera felicidad. Son más las razones que los separan ... que las que los une... los separa un océano de diferencias.
Se dice en teoría que las diferencias se superan cuando hay verdadero amor, no es por pesimismo pero; con los seres humanos no es aplicable el principio físico: " polos opuestos se atraen ". las marcadas diferencias al final cuentan y desencadenan en SOLEDAD... se la siente y cala los huesos ... no por vivir en las algodonadas nieves del polo, o en los arenales del Sahara... es la soledad de la compañía que no se identifica, que habla otro idioma, que tiene otras costumbres, otros valores, que no se sintoniza con las ondas del sentimiento ... de los recuerdos ... del hogar... es la soledad de mirar un cielo extraño, un territorio donde se elevan cual fantasmas los edificios que desde la inmediatez parecen tocar el cielo.
Cada uno eligió desde su libertad, desde su cosmovisión el camino más acertado, el camino que elegiría el MAESTRO DE MAESTROS; DONDE EN LA RENUNCIA ESTA EL VERDADERO AMOR, renunciar es sinónimo de respeto al SER, ubicarlo en el mundo del YO, que según FREUD, se encarga de establecer contacto con la realidad y relacionarla con el mundo circundante ; negarle este derecho es revelarse contra la naturaleza del SER. ES como querer meter el mar en una copa de champaña, que coincida el punto en el plano, el universo entero en la mano, el todo en la nada.
Para no sentirse como águila en zoológico, o como pingüino en Barbacoas se necesita: mirar la luna como si fuera el sol, el invierno como la primavera, la vejez como la juventud, la escacés como abundancia, la muerte como vida, la soledad como compañía, y... el mar como si fuera YO.
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