Mina y yo entre caminábamos hacia la parada del camión cruzando las montañas de nieve. Me siento como en otro planeta, este no es el mismo lugar en el que viví en el verano. Ahora esta desierto, blanco… frío.
La cosa es que Mina estaba harta de estar en la casa después de que cerraron la Universidad por la tormenta de nieve de la mañana, en cuanto aclaro salimos para ir de compras.
Jadeando llegamos al centro comercial, todo esta rojo y verde navidad, los villancicos y las imágenes de Santa Claus por doquier. Ella quería comprar adornos para su casa, ya que mañana vendrían sus amigos a comer. Vimos manteles, centros de mesa, lucecitas, me sentía incomoda cuando me pedía mi opinión, pero eso es lo que hacemos las mujeres, ¿no?.
Mina se esforzaba para que todo hiciera juego, ya que estaba traumada que sus platos y vasos que usa a diario son todos diferentes ¡Guuuauuuu! Hace tanto tiempo que no pienso en esas cosas, yo si tengo un vaso donde tomar ya estoy del otro lado.
Entre la variedad de precios mi amiga iba no por los que le gustaban más; sino por los más caros, antes de decir su opinión veía el precio y lo comparaba con otro artículo... elegía el más caro.
Sus papás le habían enviado un poco de dinero como regalo de Navidad y tenía planeado gastarlo en adornar su casa.
De vez en cuando yo le daba mi opinión sobre los colores y la combinación. Ella me decía que quería cosas que en su país no pudiera conseguir, las cosas tenían que decir Made in USA y nada que dijera Made in China o cualquier país de Latinoamérica. Me decía que quería adornar su casa para mandar fotos a casa de sus papás, pero que estaba preocupada de lo que fuese a decir su hermana. -Lo que no quiero es que mi hermana vaya a decir: “Tu casa luce como casa pobre”.
Sentí una pedrada en el hígado y respondí sin pensarlo: - Pero Mina ¿que tiene de malo ser pobre?…nosotros somos pobres
Me miró con unos ojos que pensé que me iba a matar y opté por explicarle que era lo que quería decir, continúe…vamos a la Iglesia a recoger víveres, no tenemos carro porque no tenemos para repararlo y no vamos a viajar a casa.
Sorprendentemente no me dijo nada, se la aguanto, pero vino un silencio pesado como la culpa que tenía, no debí de haber abierto la boca, a mi que chingados me importa los complejos de los demás.
Pero la venganza vino pronto, cambiando de tema me preguntó:
- ¿Y tú no vas a adornar tu casa?
- No
- Noooooo, ¡pero ¿por qué?!
- Por que no soy católica
Silencio…
- ¿Y eso qué, todavía puedes celebrar?
- Tampoco creo en Santa Claus.
- Entonces ¿qué haces?
- Nada
- Pero ¿Cómo…Cómo puedes vivir así, que no tienes ilusión de nada?
- Aparentemente no |