FUGA LLM
Las voces
Desde que comenzó el verano impuso en el parque su antipática presencia. Ya por la mañana abría el puesto de helados, sacaba su silla de playa y llenaba todo de bártulos. Mostraba hacia nosotros, los chavales, especial hostilidad, sólo podíamos acercarnos a su puesto si era, estrictamente, para comprar un helado. Ni siquiera podíamos preguntar los precios y cuidado con que nuestro balón se acercara a las inmediaciones de su baratillo. Solía hacerse además acompañar de amistades de su misma mala catadura...........................
Habíamos adquirido la costumbre de marcharnos de casa , cuando ya se habían acostado nuestros padres. Así aquel verano, en la alta noche, nos reuníamos en el parque y fraguábamos toda clase de travesuras.
Aquella madrugada, no sé como, disponíamos de una garrafa de alcohol de quemar .Así durante un tiempo nos entretuvimos rociando objetos con alcohol y luego aplicándoles fuego.
De pronto en el extremo del parque, silencioso y cerrado, el kiosco llamó nuestra atención.
No pronunciamos palabra alguna pues nos entendimos con los ojos. Con sigilo rociamos los intersticios y una vez prendido el fuego, a la carrera, sofocando las risas, cruzamos la amplia avenida que flanqueaba el parque.
Cuando, escondidos tras un camión, a buena distancia, comprobamos el resultado quedamos sobrecogidos, pues las llamas envolvían todo el kiosco. Una gruesa columna de humo se
elevaba en la negrura y las lenguas de fuego formaban volutas y espirales del tamaño de un tonel, de pronto, cuando absortos mirábamos el vivísimo resplandor, empezaron a sentirse explosiones atribuibles quizá al calentamiento de botes con bebidas gaseosas en el interior del puesto.
Pero llegado el momento de mayor belleza, de mayor fragor, comenzamos a oírlas....... Las voces, los lamentos, las malditas voces (no sabíamos que el viejo imbécil dormía dentro de su cuchitril ) y allí estábamos nosotros ante las llamas, la noche y las voces, las malditas voces.........
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