Llegaron el primer día
de la primavera.
Y acamparon con gran alboroto
de gaitas y salterios.
Con sus carrozas suntuosas
y el fasto de sus trajes
arrebataron a las gentes,
pues eran de admirar
sus danzas enloquecidas,
sus dagas, sus serpientes
y los ojos de sus mujeres
.....................................
Sólo un pobre niño,
insomne y desdichado
atisbó el halo de ruina.
¡Sólo un niño
comprendió que eran fantasmas¡
..............................................
Al poco se marcharon,
mil veces infames,
alzándose con las almas
de aquellos ingenuos.
Así lo viví o lo soñé.
Así consta.
Texto agregado el 09-12-2005, y leído por 202
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
19-12-2009
No puedo creer que nadie llegara hasta aqui a leer este poema.Muy bien lograda esa imagen del niño descubriendo la realidad.Me encanto un placeer leerte********* shosha
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