Lo vio alli colgado. Todavia se podia mover. Lo miraba absorto,con rabia.¿Como podia ser que aun no se muriera el miserable? ¿Acaso no sirvio el puto nudo de esa soga, que seguia aun moviendose como una carnada viva colgada de un anzuelo?
¡Mierda!,grito,y fue a descolgarlo. Lo tomo del cuello que aun se mantenia firme y lo arrastro hasta un taco de madera que habia la costado de la casa.Recordo la soga del arbol: ¡MIerda,otra vez!Y lo arrastro nuevamente hasta alli,donde le sujeto el cuello con un pie mientras desataba la soga. La tomo arrollandola por su puño y a la rastra llevo otra vez al cuerpo casi inconsciente pero aun vivo.
Una vez en el taco de madra otra vez,piso el cuello del desdichado y lo maniato.Se sento desenfundo el cuchillo y le abrio el cuello como cuando uno le abre el pecho a un pollo muerto. Sintio el grito y le pateo la cabeza con fuerza. Lo miro un instante,miro tambien el cuchillo mezclado de sangre tibia y de sangre ya seca;lo limpio en la tierra,lo enfundo nuevamente y tomandolo por el cuello a medio cortar se lo llevo al mantonegro hasta el mismo pozo donde yacia su mujer; la puta mujer que le metio los cuernos con el mismo perro. Lo arrojo alli, y pausadamente los enterro para quefornicaran su muerte mientras el tomaba un trago de ginebra.