Sus sueños, sus pesadillas siempre estuvo ahí , en los rincones ,en los pasajes del andar y su mente tan nublada y apartada lo cegó . el creía que no existía, que ese ser alado era inalcanzable.
Lo veía dormirse muy temprano , escribir por largas horas, llorar y sangrar por la vida misma. estaba en un circulo para el muy grande, pero era tan pequeño y cerrado como su alma a los demás. lo veía romperse a pedazos gritar a las alturas, a veces pedir demasiado, lo veía con nostalgia del pasado, con recuerdos vividos de antaño.
Ella no tenía nada que pesara en la balanza de la ambición. Tenía dibujos, poemas, flores secas, colmillos de animales especiales, caracoles muertos, piedras brillantes, cuadernos, lagrimas, libros leídos más de una vez, harina, recetas, Sueños, pesadillas, y muchas cajas, le gustaba la sensación de abrir algo que no se sabe lo que hay en su interior.
Lo descubría en los detalles, como en esos caminos que seguimos por las huellas, seguía cada pieza para armar muy minuciosamente lo que sin querer llegaba a sus manos, como cuando descubrió un juguete artesanal hecho por sus delicadas manos, lo acariciaba tratando de imaginar que había algo de el
en ese material vacío. Mientras el dormía en su caparazón.
Percibió numerosas historias, siempre involucrado él , a veces era compasivo
Otras un demonio, pero nada la alejaba de los recuerdos intensos de esa manía de despertarse a su lado de vigilarle los sueños, de seguirle los pasos tan peligrosos.
Se transformo en la mejor mentirosa, en la mejor impostora de la historia.
Falseaba señas y fruncidos, emociones, actitudes, de tal eminencia que controlaba los latidos del corazón. Pero sabía que en el fondo ocurrían cosas incontrolables, que todo cambiaba a su lado, pero aquello estaba demasiado ofuscado para la vista de los demás.
Llego a dibujarlo en las tinieblas, en el silencio, con sus dedos, en cualquier parte del tiempo. El por su parte crecía, aprendía nuevas costumbres y mensajes, se hacía experto en los afectos y en la misma medida el desengaño y la amargura surgían. Ella estaba ahí para abrazarlo cuando tiritaba de dolor, cuando quería romper sus ojos. le daba cada gota de su miel para que volviera a caminar, aunque iba perdiendo ánimos y estaba quedando debilitada. El no lo sabía, pero el jamás hubiera continuado sin todo lo que ella le dio, el nunca se dio cuenta que alguien le regalo su aliento, que vive de la esencia de otro ser, que a veces nos ayudan sin darnos cuenta y que alguien en nuestra soledad nos acompaña.
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