Ah, no-m, ejpérese. Le vuá contar di’algo sobre la niña Guillermina.
El año pasado, cuandu’istábamos sacando el guatal –éramos como-ocho, máj que todo, loj que nos gujtaba quedarnos dejpués de la tarea-, al final no’jíbamos a donde la niña Guillermina, que tenía una venta de chicha.
(Ah, zí, ya he óydo que vendíya chicha. Bien buena dizen que’ra)
Perate; ya vuá llegar aeso. Mirá, era de todas laj tardes agarrar para donde la niña Guillermina. Ni tan fácil que’ra llegar. Había que subir la gran vereda de los ishcanales. Allí por donde Alfredo mudito.
(Ah, zi)
Apues nojotros bien enganchados con la chicha d’ella ujté. Además que ni barata que la daba, fíjese. Ya hub’un tiempo en que empezamos a decir, “no le ejtará echando algo a la chicha ejta mujer ujtedes”, porque no noj aburría la carambada.
(No lez aburriya uzté)
N’ombre. Apues un día fuimoj-como siempre. Entonces’en un ratillo que se fue a traer no sé qué ella, le fuimoj-a dejtapar el perolón. Noj’imagina lo que fuimoj-encontrando.
(¿El qui’uzté?)
¡Un calzón de la mujer! ¡Allí nadandu’en medio de la chicha la babosada!
(¡jajajajaja!)
Mire ujté, que noj tenía encalzonados, por eso no podíamos dejar de llegarle’l negocio.
(¡jajajajaja!)
Ya dejpués d’eso ya no volvimos a llegar.
(Bien dizen, yo habiya óydo qui’una mujer ze pazaba la comida que le dab’al marido en medio de laz piernaz, y azí lo teníya apegado con ella para que no ze fuera con’otra, que azí lo teníya enaguado. ¿Quizá deveraz funziona eze volado veá?)
Sí ujté. Terrible.
(jajajaja, Terriblez)
Bueno ujté, yo sigo para’rriba. Buenas noches le dé dios puéj.
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