A las 9:10 de la noche, y después de un duro día de trabajo y de pesados enfrentamientos con mi jefe, por múltiples causas.(En realidad cada decisión suya últimamente es motivo de discusión) decidí relajarme un poco e ir al nuevo cine a ver una película. Era una de esas multi-salas con sonido espectacular que uno no puede dejar de disfrutar cuando tiene ocasión. Llame a un par de amigas para que me acompañaran pero lamentablemente (o por suerte) no podían en ese momento con lo cual decidí encaminarme solo ese día. La cartelera era variada ese mes, y por lo mismo no tenía decidido aun que película vería. Al llegar al cine me encontré con una apreciable fila de gente esperando comprar su ticket. Decidí esperar un momento y observar bien la cartelera mientras me servia un reparador café. Un café siempre me hace sentir mejor. El efecto de la cafeína en mi cuerpo me proporciona una dosis de tranquilidad y de bienestar que no consigo con nada mas excepto el sexo, y como por ahora no había posibilidad de aquello, creo que debía conformarme con un buen café, aromático y exquisito. Estaba en eso, disfrutando mi café y tratando de decidir entre una película de acción o un drama muy bien criticado, cuando se sienta a mi lado una pareja joven, de aspecto muy cuidado y que a simple vista se veía que discutían por algún motivo. Nunca fue mi intención espiarlos, pero la cercanía en la que estaba me impedía no escuchar lo que decían. Discutían. Por lo que pude captar era una discusión de celos, celos antiguos y recíprocos. Eso me llevo a recordar alguna relación autodestructiva en la que me vi envuelto hace algún tiempo, donde los celos eran tema de casi cada día.
Ella le reprochaba su conducta, le recriminaba por no poder resistirse a coquetear con cuanta promotora se encontraba delante de el. Él en cambio se quejaba de que siempre se arreglaba demasiado, llamando la atención de cada hombre que pasase por su lado. En eso él tenia algo de razón. Aunque no creo que fuese por lo mucho que ella se arreglaba. La verdad ella era hermosa, su pelo azabache y su piel blanca no hacían mas que destacar el brillo intenso de sus hermosos ojos de miel. Sí, sí. Era cierto que se arreglaba, pero aun así, sin el maquillaje, sin ropas caras, ni provocativas. Sin su exquisito perfume que podía percibir incluso desde mi lugar, ella seguía siendo bella. Bella y atractiva además, su sola presencia provocaba miradas, y por ende los celos de su pareja. Podía entenderlo, aun hoy puedo entenderlo.
La discusión recrudeció. Hasta que finalmente el se levanta y le dirige una mirada de odio sin cruzar palabra. Le hace un gesto al camarero para que traiga la cuenta, saca unos relucientes billetes nuevos de su billetera y los arroja en la mesa con un ademán de disgusto y sale caminando sin volver la vista atrás. Ella cabizbaja llora en silencio, con un llanto profundo y desgarrador, pero silencioso. Parece que esta vez a sido definitivo. Un rompimiento total.
Después de unos minutos yo seguía allí observándola sin poder quitarle los ojos de encima, ella no se ha percatado de mi presencia, solo existe su tristeza y su dolor, es mas, no ha levantado la mirada de la mesa. Yo en esos momentos dudaba. Dudaba entre seguir mi camino y ver una película o acercarme a ella y tratar de consolarla. Pero acercarme me parecía rudo, entrometido, casi arrogante. Pero seguir mi camino me parecía aún más triste y falto de conciencia humana. a fin de cuentas ella sufría y estaba sola, rodeada de cientos de personas, pero sola al fin y al cabo.
Cuando ya había decidido acercarme y lograr reconfortarla de alguna manera, ella pareció calmarse y comenzó a buscar sus cigarrillos en su bolso, los que encontró con facilidad, no así su encendedor, el cual se escondía caprichosamente mientras ella lo buscaba con redoblado interés. Cuando al fin se dio por vencida miro alrededor para ver quien fumaba y le prestase fuego, pero para mi suerte no encontró a nadie, digo para mi suerte porque eso me dio la excusa perfecta para acercarme y ofrecerle fuego. Y la oportunidad de hablarle.
- Si quieres puedo encendértelo – le digo mientras saco del bolsillo mi Zippo que cargo encima desde mis tiempos de adolescente y que es ultimo vestigio del joven motociclista de otros tiempos.-
- Si gracias, no pude encontrar el mío- me dice tratando de parecer serena-
- Ya me di cuenta, por eso te lo ofrezco.
- Gracias, eres muy amable.
- No es nada, solo quise ser atento.
- Bueno, hoy eso es bastante.
- Si tienes razón, cuesta ser amable hoy en día.
Luego de eso hubo un incomodo silencio que pareció durar una eternidad, yo en mi cabeza buscaba con desesperación la palabra justa para continuar la conversación y no tener que alejarme por donde vine y dejarla allí sin haberle dicho nada. Y cuando ya me estaba retirando y sintiéndome casi como un idiota por no saber manejar la situación, ella me dirige una sonrisa amable y me pregunta:
-¿estas solo?
- Sí. -Respondí dubitativamente-
- porque no traes acá tu café y me acompañas un momento mientras termino mi cigarrillo, no quiero sentarme sola en este minuto.
- seria un honor - le respondí - con una expresión de comprensión en mi cara
Después de traer mi café a la mesa y cumplir con el ritual de las presentaciones de rigor, que hablan de trabajos, familias y breves historias personales, nos vimos en la incomoda posición de hablar de la situación en la que nos encontrábamos. Decidí dejar de lado las dudas y ser franco y directo.
- El hombre que te acompañaba..... ¿era tu novio?
- Si...era, aunque nunca lo fue en realidad.
- ¿Cómo así?
- No podría decirse que era mi novio, porque él es casado
- Ah,…. difícil problema en el que estas metida.
- Estaba. Ya se terminó.
- por eso las lagrimas
- en parte, también son por mi propio reproche, nunca debí llegar tan lejos
- bueno uno siempre espera que las cosas salgan bien
- “Espera”, es una buena palabra, para describirlo. Siempre espere que todo este asunto condujera a alguna parte, pero sus celos y su negativa a dejar a su esposa solo lograban deprimirme.
- Hay cosas que no entiendo, por ejemplo que hace a una mujer atractiva e inteligente como se ve que eres tu, comenzar una relación con un hombre casado, por mas atractivo que este sea.
- La verdad yo tampoco lo sé, desde un comienzo me reproche esta situación y no sé porque no se había terminado antes. Todo partió como un juego o una aventurilla sin importancia, pero se mantuvo mas de lo esperado.
- ¿Cuánto mas?
- 5 años
- ufff, mucho tiempo
- Si, la verdad es que he perdido demasiado tiempo en esa historia y ya era tiempo de despertar y terminar la pesadilla.
- Me gusta oírte hablar así, parece que has tomado una decisión definitiva.
- Si. Así es, hace mucho que lo pienso y ya era hora de hacerlo.
- Muy bien, te felicito. Pero...
- No!, no mas!, Basta de hablar del tema, si te pedí que te acercaras no fue para que te compadezcas de mí o aburrirte con mis problemas personales, basta!!, Cuéntame algo de ti ahora, quiero saber de tu historia, ¿eres casado supongo?
- No, la verdad no lo soy. Trabajo en una empresa de importaciones y vivo aquí muy cerca.
- Pero tendrás novia ¿no?
- No, estoy solito por la vida.
- Uuuy,pobrecito.
- No, nada de pobrecito, estoy solo por decisión propia, no por falta de oportunidades.
- Perdón no quise ofenderte...
- No me ofendo, pero todo el mundo asume que un hombre de 30 años que esta solo y sin matrimonio, ni hijos a cuestas tiene algún problema, y yo la verdad no lo tengo.
- Pero ¿no sientes la necesidad de una pareja a veces?
- Claro que si, como todo el mundo, pero tendré pareja cuando encuentre a la persona adecuada. Me tomare el tiempo de encontrarla, y si tengo que estar solo en el ínter tanto, lo estaré.
- Eres de ideas fijas al parecer
- Sí, ¿esta mal para ti eso?
- No, al contrario. Creo que tienes un poder que yo no tengo. El de perseguir tus objetivos no importar lo que cuesten.
- La verdad a veces se hace insoportable.
- A todos nos pasa la vida por encima en algún momento. Ya vez, a mí me paso durante 5 años.
- Pero lo has terminado.
- Sí, finalmente.
- Oye te parecerá extraño, pero no tanto si consideras que estamos en la cafetería de un cine, pero, ¿te gustaría que viéramos una película juntos?
- Me parece una excelente idea
- Hay una muy romántica que parece buena.
- No por favor, no quiero seguir sufriendo con los romances.
- Tienes razón, ¿ qué te gustaría ver?
- Hay una comedia que parece que es buena, y la verdad necesito reírme un poco.
- Ok, espérame un poco mientras voy por las entradas.
- De acuerdo
La película era buena, a decir verdad hacia bastante tiempo que no me reía tanto, y creo que a ella le sucedió lo mismo. Reímos sin parar durante largo rato. Incluso después de terminada la película.
- Gracias, me ha hecho muy bien reírme un poco.
- ¡¿Un poco?!, Me pareció que te destornillabas de la risa.
- Si es verdad, pero me lo merezco ¿no? Ya he sufrido bastante.
- Es cierto, de ahora en adelante debes tratar de reír y no llorar.
- Lo intentare.
(Otra vez el silencio incomodo, pero distinto esta vez, esta vez es mas cómplice.)
- ¿Quieres que te encamine a tu casa?
- No gracias, me tomare un taxi
- ¿Taxi a estas horas?, No. no me parece, vente que te llevo a tu casa.
- Gracias, pero no deberías molestarte.
- No es molestia, así también aprovecho de saber donde vives.
- ¿Y eso para que?
- Para saber donde recogerte cuando vamos a cenar
- ¡Pero si aun no me haz invitado!
- Aaah, pero eso tiene solución ¿no crees?
- Ok, llévame a casa y luego vemos lo que sigue. ¿De acuerdo?.
- De acuerdo.
-.-
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