Estoy acostado en mi cama, y ahora veo como el pasacintas va dando esas vueltitas mientras se graba mi voz, y analizo que mi padre tenía razón cuando me decía que yo era un poco estúpido para eso de la escritura, y creo que todo nace de la pereza, por eso prefiero grabar antes que escribir.
Aquí postrado, desnudo, veo que realmente soy buen partido, es decir, tengo un cuerpo sano, rostro agradable, piernas gruesas y firmes... francamente el único problema, potencial y en escencia, soy yo. Mi nombre? Santiago. Santiago problema, no es broma, así me puso papá, con el argumento de que yo jodía por todo y dos: en un cuento se hace lo que te da la gana.
Dicen que de malas en el juego: de buenas en el amor. Realmente me joden esos items porque ni a los juegos ni a los besos, tengo serios problemas con las flacas, los dados, las rubias, las cartas, la ruleta y las solteras.
Laboralmente un caso perdido, no pagan por estar acostado pensando qué pucha es el mundo y por qué Maradona, y qué de las masas y que el sexo y que los clones... bueno, no es que me cueste trabajo concentrarme, lo difícil es desconcentrarme o pensar en lo que ellos quieren que piense... total, a veces terminan cediendo y yo intento lo mismo, pero cuando digo Santiago PRO-BLE-MAS, terminan haciendo ese gestico idiota con la ceja y dicen que llamarán próximamente... creo que nunca lo harán, por eso no suena el teléfono, por eso y también porque lo vendí hace poco para adquirir este ejemplar de “Gracias por el Fuego” de Mario Benedetti.
Pero, a qué viene esta historia?. Sencillamente a que me encontré una espina. Tiene 21 años y me mira como con ganas de matarme. En la biblioteca me dijo cosas buenas, cuando la ayudé con los libros, cuando le invité el café, cuando le besé la mano... todo empezó a cambiar cuando supo mi nombre, o mejor, mi apellido. Hizo el mismo güiño con la ceja pero todo iba relativamente bien, después se enojó un poco cuando lancé mi discurso sobre el sexo entre los curas, mi devoción por Guillén, las arcas de los pastores, el temperamento de dios... en fin, me preguntó de nuevo mi nombre, se levantó bruscamente de la mesa y mientras todos hacían shhhhhhhhh!!!, ella tiró un papel casi en mi cara y se fué con sus pecas y yo me fuí al baño a mear y llorar desesperadamente...
Y bueno, llego a casa desconsolado, enciendo la grabadora, busco una casette de mi padre para grabar esta historia, y elijo el negro que dice: ‘no dañar’. Luego empiezo a quitarme la ropa y me tiendo desnudo en la cama para hablar en lugar de escribir, y saco el papelito que anteriormente me fuera lanzado por idiota o por honesto...decía: 415 25 18... yo me llamo Ángela Solución. |