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Ahí estabas tú. Te Dormiste y no has vuelto a despertar... Estabas en coma. Te veías tan serena. Respirabas apenas, pero aún esbozabas una pequeña sonrisa como un minúsculo rayo de esperanza. Yo me aferré a él y tú lo sabías.
Te noté un poco intranquila... así como si algo, aparte de la conciencia, te faltase. Mejor dicho, como si alguien te faltase.
Fue entonces cuando sigilosamente llegó a la habitación y fuiste tú lo primero que halló. Se acercó y te observó un rato. Abrió la ventana, quería respirar aire fresco. Fue entonces cuando me di cuenta que te quería mucho. Lo vi en sus ojos. Estaba triste. Contrastaba con tu sonrisa perdida entre los azahares de la desolación.
En un ademán de solemnidad, se arrimó a tu cama para acariciar tu cara anémica, pero que todavía conservaba la suavidad de otrora; Tu cabello azabache, largo y liso que te llegaba hasta la cintura, Tu piel sabor a brisa, tu TODO... Comenzó a besar tu frente, tus mejillas; Tu cuello, tus senos pequeños, tus imperfecciones que tan bien conocía, como en una especie de rito donde quizás buscaba devolverte la vida de alguna forma o parte de ella si es que se podía...
Entonces ocurrió el milagro...
Tú despertaste.
Te quedaste muda. Como queriendo recordar lo que había ocurrido, cuando lo viste a tu lado. Se miraron por largo rato, entonces tu sonreíste aún más y fue como si le hubieses devuelto la vida a él. Se abrazaron tratando de recuperar el tiempo perdido. De pronto, la expresión de tuya cambió repentinamente y se tornó preocupada. Te miró divertido como si aun no creyera que ese rasgo infantil que te caracteriza y que me deja perplejo cada vez que te vislumbro, volvió a cobrar vida. Te iba a besar, pero le apartaste el rostro. Ahí se preocupó un poco, no entendió el gesto. Entonces besaste su frente y le dijiste simplemente adiós...
No entendía la broma... No sabía el porqué de tu balbuceo inocuo...
Fue entonces cuando una fuerza casi sobrenatural te despojó de él y de tus sábanas. Y comenzó a gritar sordamente mientras te elevabas al mismo tiempo. Parecía un espectáculo pirotécnico con luces sicodélicas y ruidos infernales. Estaba aterrado, tú igual, pero comprendías lo que pasaba. En un último intento de permanencia, estrecharon sus manos fuertemente. Se miraron en el trance fatídico del desenlace, resignándose a lo que sería de su destino. Miró tus ojos por última vez, tú también hiciste lo mismo con los suyos y vio en ti la luz...
Una lágrima tuya purificó tus miedos, comenzaste a decirle nuevamente adiós con tu otra mano y poco a poco comenzaste a soltarte hasta que volviste a ascender en una especie de remolino amargo que te llevó hasta lo más alto de mis recuerdos y que apagó tu reflejo para siempre.
Él seguía allí. Extinguió su pena con un llanto sereno, seguro de que allá, donde estés, estarías mejor...

Texto agregado el 07-12-2005, y leído por 140 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
07-12-2005 No me pareció, como dijiste tan chanta, pero en el final me confundí y me pareció medio raro LeXuga
 
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