Por creerse dueño de este mundo, destruyó el mundo, ensució el aire, trastornó el clima y su equilibrio.
Por creerse dueño y Señor se preocupó de dominar, de gobernar, mató por poder, mintió por dinero....
Acumuló tesoros, luego creó grandes fortalezas para defender los tesoros que había logrado obtener.....
Por creerse dueño de su cuerpo, lo empapó de dulces toxinas, lo sumió en placeres desgastantes, rápidas comidas poco digeribles, lo prestó a sus diversas experimentaciones y fetiches, lo vendió al mejor postor, lo modificó a criterio....
Por creerse dueño de su vida aseguró su corazón para no sentir dolor ni pérdida, entonces dejó de sentir amor, alegría y compasión.
Dejó de oír.
Por creerse dueño de su mujer, la golpeó, le cortó las alas, la utilizó y rompió su corazón.
Por creerse dueño y señor de su alma la prestó al sublime deseo, la empapó de relativismo, hizo sus propias leyes mutables e imperfectas, hizo su propia verdad de plástico... su corazón se cegó hastiado de gozar y no pudo ver....
Alguien vino a buscarlo, a restaurarlo, le llamó... le buscó, le ofreció su manto, su cobijo y le trajo incomparables promesas, pero él no lo vio, por que estaba cegado por su poder, no le oyó , por que sólo se oía a sí mismo.... |