Tras la lluvia, tras los golpes
Tras las gotas, tras los azotes
Flechas de sol iluminaban
Los salpicados espacios que dejaban las hojas.
Flechas de sol brumoso y espeso
Cargado de recuerdos del día anterior

Hojas que bailaban y parecían cantar
Ajenas a cualquier murmullo, a cualquier razón
El terror del silencio inundaba la tierra
La hacía parpadear de humedad y fertilidad
…. Mostrando un indeleble momento.

Una rabia desmesurada le inundaba los ojos
Sintiéndolos rojos, envenenados, enajenados de licor
Una impotencia aplacada y desconcertada
Sin respuesta y en punto suspensivo
Un zumbido interminable que no lograba entender

No habían palabras, solo un eco de desesperación
A una inmóvil realidad estancada en su memoria
Sumido en un interminable carrusel
Sentía girara el sonido del agua,
inundándole cada poro, cada rincón.

La luz sobre el verde mojado
Era una tranquilidad impagable.