Es de noche y los ruidos se comienzan a apagar
El ladrar de los perros se aleja, … se va.
La calle desierta se ve descansar
Parece no importarle lo que hay después
De miles de puertas llenas de suciedad
Vegetación húmeda, inundada de oscuridad
iluminada por lunas y por un lucero … sin piedad.
Me siento añeja, empapada, sin voz
Cansada, rendida, avergonzada del sol
Insinuantes y sutiles, comienzan a escalar
Lianas por mi cuerpo, me parecen suspirar
Son blancas, son rojas, son finas dan terror
Y salen de la tierra cada vez con mas pasión
Suben por mis piernas, insinuantes, sin pudor
Me toman las caderas, los brazos el mentón
Distraídamente acarician mi rostro
Y al sangrar mi cuello, me comienzo a percatar
Que mis pies se van del suelo, que me empiezo a elevar
La obsesión enfermiza que me causa el lucero
Me promete alegrías me inspira sueños
Por su parte las lianas no se dejan de mover
Se escurren por mi boca, soy de ellas, ya no de él
Las nubes tras mis pies, se comienzan a alejar
Un silencio, un hermetismo… imposible regresar
Las lianas no descansan ni un instante, si un respiro
Me ahogan, me estrangulan, me hieren… yo suspiro
Ahora que llegué, al lado de mi sol
Lo veo esparcido, diseminado, … del montón
El lucero que me inspiraba, cualquier sacrificio
Era ahora, tan solo un artificio
Polvo de sueños, pedazos de clavel
Mentiras descompuestas, vómitos de ayer
Estáticos a mi lado, flotan cuerpos, floto yo
Con los dedos desgarrados, por alcanzar algo mejor
Los gritos de la aurora, ya no están aquí
Estoy en el espacio, esta oscuro, helado… soy feliz.
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