Los artistas e intelectuales del mundo han reaccionado tarde y sin demasiada sutileza, frente al conflicto de Irak. Esta no es sólo una guerra de intereses, en la cual lo que se discutirá, es qué poder trasnacional, volverá a colonizar Bagdad.
Se equivoca tambien el Santo Padre cuando se refiere a lo que puede derivar en una guerra religiosa. Este es el signo más evidente del nihilismo que ha invadido el mundo, primero como globalización, y luego como fragmentación, en aras de un poder ( la voluntad de poder ) obscena, que necesita el desnudo de un striper sangriento, para mostrar a la humanidad, que existe una raza llamada a conducir los destinos del género humano al destino que ellos crén, debe ser conducido.
Cierto és, que la post-Irak, será sobrevolada por los poderes que estallaron con la globalización. Las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, deberían ser presididos por el polichinela Hop-Frog.
Resulta evidente que el nazismo fué algo así -sin similitudes obvias- en el sentido del nihilismo; es decir, -la muerte de los trasmundos- sobre todo en Occidente.
Pero existen escatologías para quienes existen Dioses vivos aún: los que se pueden inmolar por esa fé -fundamentalistas se los llama-, como los primitivos cristianos que se dejaban crucificar por Jesus, y los primitivos mártires de la razón como Miguel de Servet, Galileo Gailei, Giordano Bruno, cuando aún se creía que la "ratio" latina, no iva a culminar en el subjetivismo absoluto de una voluntad de poder, que puede,- y de hecho lo está haciendo -, transformar el mundo como sentido, en esa aldea global, homogenea, de millones de esclavos al servicio, de otras formas de esclavitud, que nadie puede preveer, en lo que respecta a los malignos perfiles que tendrá.
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