Antes de toda huella, del primigenio Caos y la Noche,
antes del Verbo y antes de la Nada, antes de las Tinieblas
más profundas o del Alba Primera, antes de la Escritura y de la Voz,
antes del Grito, antes que Cronos desobara sus crímenes,
antes de todo quiasmo
y todo abismo, antes de todo pneuma y todo antes,
antes del antes y el después yo viajaba
sin movimiento alguno - señor del circulo vicioso- y la tierra Profana
que se repite en sumulacros y en espejos,
donde nada refeleja nada, ni el primigenio flujo de la bestia,
yo viajaba, muerto sin muerte alguna, viajaba,
vacía Eternidad sin forma, viajaba,
increado, lacerado y sin sombras, viajaba,
antes de todo viaje y movimiento, viajaba,
sin el beso que salva y sólo absuelto, por las ratas
inmundas, viajaba: soledad del nonato que espera de la muerte
el don precioso que redime con el cauterio del amor
el sueño, que despertar a vida no podría,
salvo que alba venga en pos del gallo, a deslumbrar los ojos y veletas
que chirrian en tierra devastada: a pestilencia torpe
del origen, donde todo se pierde sin condenas, porque no estaba
El cuando yo estaba con el absurdo anhelo de extinguirme
más allá del Vacío y de la Noche! Carcoma de Carcoma,
sepultado insepulto tras la tortola, crucificado sin advenimientos,
sin aguas ni duermientes ni asfodelos,
yo el hereje supremo sin condenas,
porque soy la condena de lo humano,
de lo mortal que a la afligencia torna,
yo antes de la nada de la nada o de las Formas,
persisto aún en la latencia oscura. |