Alma olvidada, pliegue donde se oculta
el sangriento rastro de Minos, ay de ti,
frente al fulmíneo rayo del espíritu
que sólo lava deja tras de sí, tú, ánima
sin morada, extraviada y errante, sola
en la espera de la tríada del imposible
origen, sólo esperar puedes. Aguardar
como se espera con los oídos puestos
sobre la mansa tierra, con el corazón
hundido en las tinieblas de un aura
donde juegan las luces y las sombras,
sola con los ojos puestos en los lejanos
astros y en perdidos senderos. Ay de ti,
alma, aliento vivo de la sangre de la
memoria, y eso es todo para ti, vestal
pequeña como los mortales pasos del
mortal en el infinito circulo del Universo.
mas el guardian vela tras la cerrada puerta
entreabierta, pero velada para ti, hoy,
alma mía viajera. Así la dolorosa mano en
voladura, que inerte yace ahora sobre
el sepulcro pálido de una aurora perdida,
y de los Dioses áureos que nos dieron el habla |