Nadie podía imaginar que la palabra de un niño tomaría por la fuerza la realidad. Ocurrió exactamente lo mismo que en aquel libro “La historia interminable”. El caso es que aquel niño perezoso que jamás repasaba sus redacciones, escribió desvueló en donde debería haber puesto desveló. Hubiera sido tan sencillo si hubiese escrito que le quitó el sueño, pero no. Entonces todo cambió.

Usted puede pensar que hubiese sido peor si hubiera escrito desveló y toda la ciudad se hubiera quedado despierta aquella noche, yo creo que no. La ciudad quedó simplemente asolada con los desvuelos. Si al menos hubieran volado la trayectoria al revés, pero lo que ocurrió fue que todas las aves de la ciudad emprendieron el desvuelo, nunca se vio nada igual. Chocaban repetidamente contra las paredes, los pájaros presos desvuelaron en sus jaulas, era como si todos se hubiesen vuelto locos. Las más afortunadas fueron las palomas que de tanto andar por el suelo habían olvidado el arte de volar, y ahora disfrutaban del desvuelo, sin embargo fue el fin de los cisnes, de los patos y de todas las aves acuáticas. Da igual que fueran bonitos o feos, no podría describir como eran, de eso hace años. Los pollos asados se recompusieron es los platos y esa navidad nadie cenó pavo. Las plumas renacían en sus lomitos incluso cuando el bocado estaba en la boca, y entonces comenzaba el desvuelo.

Aquel año, en las compañías aéreas se registró que un 100% de los pasajeros quedaron despiertos en mitad del vuelo

Pero sin duda lo mejor de todo fue el desvuelo de la imaginación.