Ahora solo nos queda mirar adelante, sonreír y anhelando ese espacio que fue el origen de muchas sensaciones, y una felicidad placida y subjetiva... el presente eterno, antes del desastre de las naranjas.

Este cuaderno de motas de amor, no pretende ser un legado a la humanidad, solo un juego de ordenador, para todas las edades, aunque hiriendo sentimientos. Los mios, que lloran de rabia por no ponerle un rostro a esa utopía templada y suave.

Ni los retazos de infancia llenan este vacío. Ni los bacilos que me mecen son demasiados contagiosos.

La pseudoexpericiencia nos indica que los Mosqueperros no existieron nunca, mas allá de nuestras mentes. Dementes anacoretas esos que creen que solo existe lo empírico, yo se que tu existes, aunque no te pueda acariciar.

Arboles suicidas en la otra ladera del estigia, se autodesangran y la savia anda suelta por los pasillos, en bajadas sucesivas del tipo de interes. Embajadores del capitalismo agresivo se ponen gafas de profesora de literatura y dictan las normas de la casa de la sidra, beber para olvidar. Aunque la sabia espesa saltará de los volcanes para arrasarlo todo. Y Caronte construirá balsas con la madera de esos árboles para llevarnos al último viaje.

Me atraen los lunares de la tierra depositados cerca de labios esmeralda.