Sola en el medio de la nada es cómo me gustaría estar. ¿El por qué? Muy sencillo, él me ha dejado. Tantos años habiéndolo esperado, para que cuando llegará me dijera que no, que ya no aguantaba más. Ahora, la que no aguanta más soy yo. Ya no aguanto más este mundo, en el que no todo es perfecto. ¿Pero es lo que busco? ¿La perfección? Realmente no lo se. Por el momento sólo busco un lugar donde a nadie le moleste lo que hago. Donde esperar a esa persona, que quiero que llegue, no sea una tortura. Un lugar tranquilo, donde se pueda gritar sin molestar a los demás, donde se pueda ser libre y que cualquier cosa no moleste a nada ni a nadie. Ahora bien, la pregunta es ¿existe dicho lugar?
Retomemos el por qué de querer irme. Les contaré mi historia, o podría decir la historia de los dos, de él y mía. A él lo había conocido en un viaje, en un viaje cómo cualquier otro. Nos conocimos, pero a medida que la charla avanzaba parecía que ya lo conocía de antes. Pudimos ver que ambos vivíamos en la misma ciudad, pero no por mucho tiempo. Ese viaje había sido, de alguna manera, el mejor de mi vida.
Mientras tanto el tiempo pasó y dejamos de ser amigos para pasar a ser pareja. Cómo pasó el tiempo para que seamos pareja, pasó también para que el se vaya. Sus padres habían conseguido trabajo en el exterior, y él, junto a su hermana, mi mejor amiga, se tenían que ir. Cuando me informó que se iría, no a otra ciudad, sino a otro país, quedé destrozada. Solo me reconfortó el saber que comunicaríamos, a través de Internet, o de diferentes medios.
Habían pasado cuatro años, o cinco, ya había perdido la cuenta. Pero él había vuelto, y con su vuelta una mala noticia. Cuando llegó se notaba mal, ya no era el mismo. Me dijo que estos años lejos le habían hecho mal, que había sufrido no estar a mi lado. Le recordé que no solo él sufrió la lejanía de ambos. Y ahí fue cuando me dijo que no aguantaba más, que me quería, pero que ya no podía mantener una relación a distancia.
Ahora solo busco un lugar donde estar sola. O poder encontrar la manera de reencontrarme con él y volver a estar juntos. Aún, aunque esté lejos no lo puedo olvidar, pueden ponerme chicos delante de mí, pero no son él. Él es único.