Y ahí estaba nuevamente... frente a esa puerta que daba lugar a mis más exaltadas emociones, felicidad, ansias, nervios, miedo, todas juntas en una extraña mezcla que causa un placer algo culpable y confuso...
Me acerque teniendo todo esto en mi mente y mi cuerpo, haciendo de mis pasos la tarea más difícil que halla ejecutado, mira fijo, y me decidí a tocar el timbre con mi mano entre segura e insegura, la verdad no recuerdo, precisamente no me iba a fijar en ella en ese momento, lo único que tenía en la mente era que al abrirse la puerta viera su rostro, se alegrara y me saludara con ese aire que tiene que es capaz de envolver mis sentidos de tal manera que es solo ella y nada más lo que existe en mi mente...
Pero no pasaba nada, no se abría la puerta, no aparecía con su inocente rostro, ni mucho menos ocurrió el saludo. Pero estaba yo allí, esperando, solo acompañado por el golpeteo de la puerta que ocurría cada tanto producto del viento, viento que causaba un ruido que parecía un millar de espíritus gritando por su alma en pena...
La flor que sostenía con delicadeza en mi mano derecha nunca llego a su destino, nunca fue acariciada por sus suaves manos, y nunca tubo la dicha de sentir tu calidez...
Todo vació... necesitaba verte, hablarte, escuchar tu voz... Sin embargo no estas, me siento solo, frío y solo. Como si todo se alejase de mi siento que me pierdo en esta sensación que detesto, la sensación de no tener a nadie al lado... |