sentí en entre mi nariz y mis labios una cálida brisa con aroma a castillo lleno de flores, el la punta de mi nariz descansaba la suya, no había mucha luz, no lograría diferenciar el mundo si abría o no mis ojos, mis manos aseguraban en su cabeza que no me escaparía ni ella de mi; sus manos tocaban mi hombro, pero la sentí enorme, tocaba toda mi piel, toda, me abrigaba con el sudor de ella; no quería abrir mis ojos por temor de que fuese ficticio. La luz de la luna de esa noche hacía resaltar sus hermosas facciones, sus hermosos lunares los cuales vigilan con celo sus ojos y labios, mis manos temblaban, mis dedos palpitaban y bombeaban sangre al agitado corazón. Cuando acariciaba su rostro, arrancaba muchas flores de todos los colores en el, flores que mi beso quería besar, abrí mis ojos y los suyos estaban cerrados, pero en sus párpados se traslucía la luz de sus luceros, invitándome a esperar su amanecida tras sus pestañas de filamentos de pluma, esperé paciente, tenía toda mi vida para esperar, toda toda, los vi abrirse y con ellos su luz atravesó mis ojos, ilumino mi boca y dio vida a mis besos.........¡Luna, dime que fué verdad, dime por favor!!