A muchos de todos lados, no importa mucho ni la acentuación, ni el adecuado empleo de las comas o los acentos, pero entre la cima y la sima hay un abismo, entre lástima y lastima hay mucho dolor encarnado y entre solo y sólo hay multitud de elementos, no sólo una tilde. La correcta ortografía ayuda sobre todo a la transmisión ideal y adecuada de la intencionalidad del escritor, demuestra que tanto énfasis ponemos en las palabras empleadas y cuan leídos somos, porque las más de las veces si uno no es buen lector, no será buen escritor.
Un éste demostrativo nada tiene que ver con un este orientador, una valla nada tiene que ver con la dirección de donde se vaya, y nada tiene de excelente una palabra a la que se le omiten sus obvias letras de conformación, porque y por qué no son lo mismo nunca, por más que mas nada podamos hacer por no errar, ya que todos nos equivocamos, pero está el empeño de enmendar los errores que ignominiosos nos muestran nuestra pobreza, y peor aún, acostumbran al error a nuestros atentos lectores, la forma se ve alterada por un fondo que no se transmite como debiera, y de eso se trata todo esto, de transmitir ideas, fraguar pensamientos con los cuales alguien se pueda identificar, no sólo se trata de desahogarse si se está solo.
Cuando escribimos con horrores de ortografía contaminamos y contagiamos de nuestra falta de sapiencia a los demás, vulgarizamos nuestro hermoso lenguaje y con el perdón de los que opinen lo contrario, nos perjudicamos también a nosotros mismos, todos cometemos errores, aun en la situación más precaria, pero encontraremos que un poco de ayuda y conciencia mejorarían mucho las cosas, porque las gentes es mucha gente que de por sí ya es plural, pero suena bien en una poesía, mas no en un ensayo.
Luchemos contra esos errores o sustituciones fatídicas que evitan la bella transmisión de las ideas y los sentimientos, porque atrofian el intelecto de quien no se esmere por mejorar cada día su obra literaria, no es un reclamo ni una burla, es una atenta y cordial invitación a no dividirnos en las opiniones encontradas, sino a que a través de la ayuda mutua podamos mejorar nuestro hermoso universo de escritura, por el bien de nuestro entorno, de nuestro delicioso lenguaje y de nuestro idioma.
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