Últimamente he dado que hablar, al dejar a mi mente volar ...
Esta historia empezó por el final, pero me sentí tan mal porque sabía que el rumbo total podría cambiar. Saldré de cansa pensé y luego en mi mente vagué, del susto arrepentido di un y mil pasos mas hacia la abuela me acerqué y un beso le deje. Entre rizotas de lentejas, las menciones de noticia de día oía, luego salí de ese lugar ya estaba decidida a recatar a Descartes del triste olvido del malestar del “Mundo de una extraña”, y peor aún deje desprovisto de algún escape, encerrado en la caja compleja de mi memoria al pobre Estagirita.
Extraño tanto las frías preguntas de Sofía que le hacía usualmente a Alberto, ¿quién es la extraña joven que me mira y escribe sobre mí?, prefiero no contestar ahora, pues no tengo la respuesta, es decir tengo más de una le dijo el profesor, (una de ellas es que sospechaban que eran participes de un sueño, un vano capricho de algún neurótico o neurótica), yo me encargare de que nunca despierten, ni se sientan aturdidos se los aseguro .
Bien ahora puedo recordar porque me sentí un tanto menos alegre que mañana, pues, podría crear, podría cambiar, la historia que deberá empezar por el final y mas nunca acabar...
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