Me acerco tembloroso, mis manos sudan y mi garganta apretada por los nervios sueltan palabras difusas.
Me armo de valor, toco el timbre y la emoción me carcome, no puedo esperar más sin embargo no quiero que llegue el momento, miro hacia fuera por la ventana de las escaleras el cual en el ocaso da una vista maravillosa que en alguna ocasión quise fotografiar.
Por fin llegas, abres la puerta y saludas tiernamente como siempre haces, tu pupila cristalina me atrapa de nuevo como ya lo ha hecho antes, y como has hecho antes cuando esto ocurre sueltas un; "¿Qué pasa?", con un rostro de inocencia que nadie más podría llegar a alcanzar, y como es costumbre suelto un; "No nada...". Pero la verdad si sé que pasa, tu hermosura me arrastra hacia ti y me atrapa.
Esta vez vine con la intención de decirte de una vez lo que siento, decirte que me gustas de una manera tímida y nerviosa como es mi manera de ser. Junto con lo dicho entrego un poema y un par de flores las cuales he cortado de camino hacia este departamento número uno, del cuarto piso, si el cuarto piso donde hay una vista maravillosa hacia el cielo ocultándose, donde el crepúsculo lleva al cielo así como lo hace tu belleza.
Estoy muy ansioso esperando que sueltes alguna palabra, aunque sé la respuesta preferí seguir mi corazón, hacerle caso sin importar lo que la gente me diga, sin importar lo que tu pienses, sin importar no ser correspondido, me lanzo hacia lo que podría ser mi máxima felicidad o la mayor de mis tristezas.
Luego de escuchar lo que tienes para decirme, me acerco lentamente, con un tierno beso en la frente me despido y mirando el atardecer me dirijo hacia mi destino... |