Pocas veces como en estos días
de calor de verano
antes del verano,
en estos días que no pasan
por no verte,
he sentido al amor por vos
como una inmensidad
que no da descanso.

Siento olor a amor
hasta entre los pastos,
lo oigo en la música
que traen las lluvias que no llegan,
lo veía en esa luz de luna
que ayer acarició la noche y los recuerdos,
lo encuentro en la sombra de los árboles
cuando me siento a no esperar nada
y pienso en qué decirte.

Si digo “te quiero”,
digo todo lo que quiero
y todo lo que quiero que sepas
y que oigas.
Y todo lo que quiero que no olvides.

Quizás,
debiera marcharme
y aceptar que el destino de mi amor
es ser vano y secreto
(quizas, desde siempre estaba escrito).
Quizás,
también debiera mentirte
y no decirte
que aún tiemblo cuando te nombran
que todavía me incendio en tu memoria
que mi pensamiento sigue siendo tu custodio
y que no dejas de ser mi fin y mi principio.

Pero no me marcho
ni te miento.
Ya lo sabes,
tengo voces que nunca maduran
en el corazón.

Y aquí andan esas voces,
en estos días de calor de verano
antes del verano,
todavía con ansiedad
recordándote.....
y llamándote.