I

No despiertes de ser niño.
Nunca despiertes.
El dolor se lleva en la boca
con las palabras de adultos
juega siempre
siempre ríe.
Es tu sonrisa la victoria
porvenir de cosas buenas.


II

Los hijos del tigris
del Eufrates
del Sumer
temen al cielo
que vomita fuego
a la tierra seca
allanada
por la muerte.

Los hijos de Babel no mueren
Buscan el camino que los lleve
de nuevo a las puertas de Ishtar
su verdadera identidad
el camino eterno
hacia la paz.


III

Quiero un dolor que nunca acabe
no quiero uno pasajero.
Lo quiero para toda la vida
sin treguas y eterno
que justifique mi lucha.

Quiero un dolor que sea cruel.
Que sea temor durante el día
y terror por las noches.
que sea constante su azote
Hasta que aprendan.

Quiero un dolor que no cese
uno de esos del corazón
de los que más duelen
de los más fuertes.

Quiero un dolor a la medida
de mis deseos ambiciosos.
Lo quiero antes de perderlo todo
y sin quererlo quiera otra cosa.


IV

Tengo la cabeza en un hoyo.
Detrás de la pared hay un mundo
que nos atraviesa sin piedad
sigue una línea oblicua
nunca paralela.
Veo mi vergüenza tirada
restos después de la fiesta.
Yo cavé mi destino
y el destino me entierra.

Por eso tengo la cabeza en un hoyo
para respirar.


V

Algún día todos los errores serán experiencias
y los malos días serán la tierra fértil
dónde crecerán nuevas oportunidades.

Algún día seremos extraños recordando amigos
olvidando tiempos que fueron inolvidables
para que nadie sepa que somos vulnerables.

Algún día pensaremos en todo lo que hicimos
y porque no hicimos lo que debimos hacer
en el momento exacto de gloria efímera.

Algún día lloraremos como adultos sin complejos
en silencio y cuidando que nadie nos vea
por la vergüenza de no morir antes de envejecer.