Ella se fue acercando lenta, muy lentamente, mirándolo, perdiéndose en la profundidad de su Mirada, sintió su olor, nunca lo había sentido, diferente, diferente a todo los olores anteriores registrados en su memoria, tan suyo, inimaginado, único. Sintió su aliento, cerca de ella, muy cerca. Su corazón comenzó a acelerarse mas y mas, sentía calor, miedo, nervios, pero no podía dejar de hacerlo, no podía dejar de acercarse cada vez mas a el. A su respiración agitada, nerviosa, como ella. Las manos de el tocaron su cintura, fueron rodeándola lentamente, ella no podía evitarlo, era una fuerza superior, y se sentía tan feliz en ese momento, que no era capaz de pensar en sacarlas. Sus manos tenían que estar ahí, ese era su lugar en el mundo, en su cintura. Las manos de el se unieron, se aferrraron a ella y el la empujo hacia sí, con fuerza, con desesperación, con hambre. Ella sintió el contacto de su cuerpo, su calor, el latido de su corazón Los pechos se unieron. Ella elevo los brazos rodeando su cuello, con un movimiento natural, instintivo. Respiraba lentamente, para poder disfrutar el momento, respirando su aliento, sintiendo su calor, sus piernas cruzadas con las de ella, su corazón, sin dejar de mirarlo fijamente. Acerco sus labios a los de el, giro levemente su cabeza, y lo beso, dulce y largamente. Contuvo la respiración. Que sensación extraña, nunca antes la había experimentado y no era la primera vez que besaba. Eran como miles de mariposas volando en su estomago, calor, felicidad, nervios y ganas de llorar, todo al mismo tiempo. Volvió a mirarlo. Volvió a besarlo. Esta vez probo abrir levemente su boca, tocar la punta de su lengua. El la siguió, abriendo cada vez un poco mas su boca, probando cada vez un poco más su lengua. Ella sintiendo sus manos en la cintura, su pecho acalorado que parecía explotar, se dejo llevar, ya no pensó mas, solo sintió, solo besó y abrazó y apretó….solo eso….dejó que su lengua recorriera toda su boca, la conociera, la explorara.
Volvió a mirarlo, volvió a besarlo dulcemente en los labios. Le dio el último beso.
El comprendió y soltó sus manos, separo su cuerpo del de ella. Ella sin dejar de mirarlo comenzó a llorar, sus lágrimas comenzaron a recorrer su cara, a caer en su pecho, en su corazón que todavía latía incesantemente. Retrocedió un paso más. El también comenzó a llorar, muy tristemente, como un niño, como el ser que pierde su alma. Nada podía decirle. El pacto tenia que cumplirse.
Se alejo de el, un paso, dos, tres, diez…mas. Sin embargo, tenía la imagen de su cara en sus ojos, su olor y su sabor en su cuerpo. Lo tenía. Y eso era todo lo que tenía. Ya nada más pero tanto.
Nunca más volvieron a verse. El pacto se había cumplido. Nunca más fue feliz, pero en los momentos mas tristes recordaba ese beso, el único beso que recordaría toda su vida.
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