(Canción, "regalada" a mi amada Carla)


Una sombra se desliza a mis espaldas,
un recuerdo que olvidé una noche amarga.
Los pasos que te di en mi primavera
ya no son más que huellas que dejaste en mi cabeza.

Quizás debí dejarte en el pasado,
sin conocerte nunca, como un deseo aplastado.
Aunque sé que feliz no sería siempre,
las lágrimas de polvo ensucian nuestras mentes.

He de aceptar que sin ti no sabría acariciar la luz,
ni notaría que la sombra que me ronda eras tú...

¡Cómo daba vueltas nuestra ilusión! Mareándome en esta poza en que me hundió
el no saber que tu propio color... me atrajo y luego me partió el corazón.
Tu rojo recuerda lo que es vivir.

No sé si te extrañé todo este tiempo,
la verdad sí lo supe, pero no quise aceptar
que para vivir mi vida plenamente
dulces y amargos tragos tendré que disfrutar.

Contigo no pudo ser color de rosas,
porque el gris de mi mundo, tu azul vino a opacar.
Aunque no fue el olor de tus deseos,
un sabor a añoranza ensordeció mi paz.

He de aceptar que el verde de tu recuerdo, me hace murmurar
palabras olvidadas que rebotan en mi soledad...

¡Cómo daba vueltas nuestra ilusión! Mareándome en esta poza en que me hundió
el no saber que tu propio color... me atrajo y luego me partió el corazón.

Tomar tu mano y darle calor, aunque ya no estás aquí extraño tu canción
que no oí hasta que se extinguió, perdida en el mar de mi corazón.
Tu azul recuerda que no te vi.