De pequeña perdía el paso por culpa de una piedra, un bordillo o un escalón inesperado. durante breves momentos me balanceaba en el aire e irremediablemente acababa en el suelo. Después podía mostrar orgullosa mis piernas llenas de heridas y arañazos. Las cicatrices son historias ocultas, dan personalidad.

Ahora ha pasado el tiempo, soy muchos centímetros mas alta y supuestamente mas fuerte. Pocas veces aterrizo en el suelo, suelo caer de golpe, en picado y en silencio. Tropiezo una y otra vez con la misma piedra. Me río de mi misma y me consuelo pensando que le habré cogido cariño. En el fondo me toca hacer un esfuerzo para levantarme, tragar las lágrimas antes de que asomen a mis ojos y poner cara de poker, aquí no ha pasado nada. Me sacudo las manos y esbozo una sonrisa.

De estas caídas no se pueden lucir cicatrices, quedan invisibles para todos, menos para ti.