Te silencias con certeza de suicida
pero liberas un animal ruidoso
la mano que empuña tus recuerdos
contra el papel, la madrugada
y todo lo que sigue
oculto en la sombra de tu insomnio.
Te arrepientes sabiendo que lo dicho
podría ser utilizado en tu exorcismo,
pero lo peor no es eso,
lo peor es levantar la sábana
y no encontrar ningún cadáver
y que todo marche bien
y despertar a los gritos.
No quieres paz,
estas acurrucado en un rincón
en mitad de agónicos minutos,
podría haber un vértigo monstruoso
de recuperar el equilibrio
a estas alturas.
Te preguntas por que caes
con los pies sobre la tierra,
cuando lo único que quieres es volar lejos.
Y el espejo todavía cuenta con tu rostro
y la almohada todavía carga con tu historia.
Hubo un día en que mataste con un gesto
al ladrón de tu memoria
y no solo conseguiste los paisajes...
En algún lugar
el niño que fuiste
está desnudo y llora
por la verguenza de un secreto.
Texto agregado el 01-12-2005, y leído por 139
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