I
A veces pienso que la felicidad es
un poema que no tiene sólo palabras,
un día de trabajo bien ganado,
la quietud y la serenidad de un lago,
el encanto de un atardecer rojizo,
una estrella rutilante titilando en el firmamento
el murmullo del mar y de las olas jugueteando en la playa,
un sueño del que no se quiere despertar,
el aroma de unos lirios en flor,
un amanecer lleno de secretas esperanzas,
una carta con noticias y voces olvidadas,
un minuto de paz conmigo mismo...
II
A veces siento que la felicidad es
la voz de mis hijos llamándome "Papito",
una canción de amor llena de sentimientos,
un album de voces, lugares y recuerdos,
el aire puro y fresco del campo,
la hora que se va acercando para llegar a casa,
el trinar dulce y alegre de un pajarillo,
la limosna que se da sin esperar recompensa,
la risa de un niño mientras juega con su sombra,
el perdonar una ofensa y el olvidar un rencor,
la palabra de admiración y aliento que te levanta,
una taza de chocolate caliente entre las manos...
III
A veces creo que la felicidad es
el silencio de un amigo que escucha y calla,
el premio alcanzado con esfuerzo,
la tarde festiva y alegre en que tu equipo vence,
una cita de amor a escondidas,
la lucha diaria por la vida,
una noche de navidad en familia,
la lectura de un buen libro,
el beso tierno y cariñoso de los abuelos,
una oración silenciosa y fervorosa,
la intimidad que no admite extraños
un segundo infinito que se recuerde por siempre,
la fe en Dios y en sus sagrados designios...
GerCardona.
Bogotá-Colombia, mayo 22 de 1992 |