El frío hace que se me corten los labios, el aire gélido traspasa todas las capas de recubren mi cuerpo. Empiezo a sentirme débil y febril.
¡Que asco de vida!, pienso.
Todo el día me lo paso trabajando, todo el día pensando en los demás, todo el día.
Estoy empezando a estar arto de todo y todos, tengo tantas ganas de empezar en pensar en mi mismo que un gran nudo me aprieta en lo más profundo de mi interior. Tan difícil es todo, tan tonto me ve la gente.
El problema que siempre me invade es el simple echo de no saber realmente lo que quiero o debo hacer, los sentimientos que me inundan son simples, necesito sentir ese cariño que tanto pido con gritos sordos, olvidar durante un rato mis cadenas que no me dejan escapar, que no me dejan disfrutar un segundo de libertad.
Despertar, dejar de ser un zombi sin dirección, dejar de sentirme un naufrago vacío, de ser un osito de peluche, de empezar a disfrutar realmente de lo que soy.
Estoy arto de escuchar que soy especial, que soy el mejor, que soy ese chico que se merece lo mejor, si realmente soy y me siento un bufón.
¿A quien quieren engañar?, no lo sé, conmigo lo suelen conseguir.
Aquí estoy otra vez gritando a los mil mares que no puedo seguir, que necesito rendirme, olvidarme de todo, desaparecer de una maldita vez, no puedo más.
La sensación de que nunca me pasa nada, de que siempre estoy riendo es falsa y nadie se da cuenta, nadie.
Tengo ganas de acabar de una vez, de tener el valor de vivir.
Puede que si alguien lea esto piense que soy un cobarde por querer huir de todo, pero siento que es más cobarde seguir con este ritmo de vida forzado y lejos de lo que realmente quiero.
Que triste que solo me sienta yo mismo cuando estoy durmiendo, soñando, sumergido e mi mundo onírico, lejos de lo material y de lo humano.