Muchas mujeres han pasado por mi vida...pero sólo una escogí para dale mi corazón, con ella formé mi familia, el hogar que todo hombre desea tener. Já, pero quien no ha tenido sus sucursales, aquellas otras mujeres que te confirman el amor que sientes por la propia, aquellas que te dan noches intensas y al otro día sólo esperan que te marches. Esas puticas sin tarifa que hacen las cochinadas que tu mujer no se atreve.
Ayer me llamaron, mi antigua secretaria apareció muerta en su cama, su rostro desfigurado develaba el espanto. Un infartó fulminante. Tres meses, tres amantes, amigas o concubinas, como te suene mejor, muertas, una cada mes. La muerte me está rondando, la desgracia ha contaminado a todas aquellas que pasaron por mi cama. ¿cuál será la siguiente: Jenny, la mujer de mi mejor amigo o Gladis, la hermana de mi mujer o alguna otra sin nombre?
Me asusta, tal vez sea el próximo, sería lo justo. Ahora recuerdo a Juana, mi amada esposa, hoy se cumplen tres meses desde que se fue. Cáncer de seno. Su agonía fue lenta, pocos días antes de irse me rogó: “El día de mi muerte hazme una carta, escribe los nombres de todas aquellas con las que me engañaste en estos años, ponla en las manos de mi cadáver y cierra el sarcófago para siempre”.
Cumplí sus instrucciones al pie de la letra como un homenaje y ahora tengo miedo...me espanta su venganza.
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