Ella tenía manos mágicas, el pelo enredado y el color de la lluvia.
Sus abrazos se sentían como poderosas tormentas, que arrasaban con todo a su paso, volviendome conscientemente vulnerable.
Sus palabras llenas de nostalgia, tan grises, comparables a nada, a nadie, sólo tal vez, a la sensación de estar volviéndome invisible.
Invisible, invisible... a sus ojos, con el tiempo.
Llenos de historias tristes, de poesía y canciones de amor. Que alguna vez fueron mías.
A veces, me quedaba sin hablar y de mis ojos comenzaban a brotar lágrimas; ella no entendía. Y yo, que no soportaba mi alma tan llena de amor, que me sentía dueña del universo con tanta perfección entre mis brazos. Excesivamente hermosa. Imposible de explicar.
Ella me hablaba mucho de la muerte. A veces de la vida y sobre todo, del amor. Me dijo que me amaba varias veces. Si... varias... una vez hasta lloramos juntas, abrazadas, bajo la lluvia.
(incompleto) |