Que no estés junto a mi
es como un castigo eterno
que dura lo que dure tu ausencia,
y besarte, o no,
es la mínima cornisa
sobre la que me muevo
entre la felicidad y el desencanto.
No se me ocurre esta primavera sin vos,
ni el próximo resplandor de la luna
sin mirarla juntos.
Aunque sea en secreto,
sabrás que seguís siendo mi amor
y siempre vas a oír
que mi pecho te anhela.
También sé
que mi corazón te seguirá
a cualquier lado que vayas.
Nada me conmueve
como tus besos,
y si cierro los ojos
estaremos siempre juntos
envueltos en su revolución
de colores y sabores,
y en sus formas encantadas
que tanto me deslumbran.
El tiempo de tus besos
es para mi
el tiempo de las cosas mágicas,
del dulce pensamiento,
de los instantes de sueño.
No quiero que ningún viento
se lleve este momento
y que las cuatro estaciones
se detengan,
mientras lleno mi alma
de suspiros y recuerdos.
Recién ahora,
comienzo a sentir
que no debo besarte con desesperación,
porque nadie podría robarme tu boca
ni las miradas que ya me diste.
Y si pudieras entender mi idioma,
sabrías que debajo de todas las palabras
que he escrito más arriba
se esconden cuatro palabras
que resumen todo
lo que quería escribir esta noche:
"te amaré por siempre".