-¿Y que me dice de todos esos cables pelados?
- No señor, no se preocupe eso se soluciona fácil - dijo el encargado de la tienda de electrónica
-¿En cuanto tiempo lo tendría listo? -preguntó con un tonito sobrador, de guapo apresurado
-Le prometo que para mañana, a las...a mas tardar a última hora, a las nueve
-Bueno, espero, porque en casa no hay buena luz viste y se me hace difícil trabajar
-Si señor, entiendo, entiendo...

El cliente cerró la oxidada puerta e hizo ruido un cascabel. El sonido se propagó por todos los rincones de la tienda, hasta perderse entre los estantes sucios. "Que gente imbécil" se dijo a si mismo. En efecto, en lugar de poner un poco de cinta aislante acá y allá, donde los cables estaban pelados, traían una lámpara para que la arreglasen. Había cosas mas importantes. Clientes más desesperados. Un señor obeso, de calvicie progresiva había llegado aquella mañana. Le costaba hablar y unas gotitas de sudor huían de su frente asqueadas. Parecía que llegaba al hospital con un pariente en estado de emergencia. Bueno, algo parecido: el televisor se había descompuesto. Entró cargando con un Sony 21 pulgadas, todo sudado y cansado por semejante traslado. El encargado se lo prometió para el día siguiente. Que no, ¡no se puede arreglar en solo un par de horas!
Pero.. ¡¿una lámpara?!. Encima una cualunque, berreta, descartable. ¿Que sentido tenía? Aun así, el cliente siempre tiene la razón, según dicen. Le cambió los cables y probó los focos. Ninguno andaba muy bien, la luz era muy débil, ni siquiera con los de mayor voltaje podía iluminar decentemente. No tenía sentido. Eso tenia que ir al tacho y listo, no había en el mundo lugar mas ubicado que entre el resto de la basura. El cliente, sin embargo, se habría molestado mucho. Parecía sentir un fuerte aprecio por aquel velador dada la insistencia que puso en su pronta reparación. Todos eran así en realidad.

Al siguiente día, a última hora, llegó el cliente. Afuera ya se había derramado la pintura oscura de la noche y el cielo estabasalpicado en estrellas. Una entrada impestiva sacudió con fuerza el cascabel. Llevaba unos anteojos oscuros, mas allá de que el sol se había escondido hace rato. Los clásicos saludos de cortesía. Y la lámpara esperaba sobre la mesada.

- Y...¿pudo arreglarla?
- No, esto no tiene arreglo señor. -se atrevió a decir el joven - Probé de mil formas, pero no se puede. Le recomiendo que compre una nueva.
- Pero que, ¿acaso ni siquiera fue capaz de hacer que prenda? - le increpó
Respondiendo a la acusación:
- Si, sin mucho problema puedo hacer que encienda, pero la luz es muy tenue, no val...
- Ah, ¡no necesito nada más! ¿cuanto es? - lo interrumpió
Puso cara de extrañado
-Digame, cuanto es? estoy apurado...
-Mire señor, realmente no creo que sea conveniente..
-Vos no entendés - lo atacó
-El que no entiende es ud. - replicó, ya harto del carácter del tipo
El sujeto miró en todas las direcciones, precavido. Una vez que se aseguró de que no hubiese nadie, se acercó al oído y le dijo
- Yo le explico...en casa tengo varias como esta... el chiste está en que iluminen poco. Entonces, ahora cuando llega la noche, me gusta prenderlas a todas juntas. Serán quince o veinte, todas igualitas, tenues, aburridas, casi apagadas...
Pero me encanta verlas. Así de mediocres. Sin nada, obedeciendo el mandato de estar encendidas y nada más. Un cable enchufado que ellas reciben sin resistencia alguna y ¡trabajan! Les pinto caritas también...Me fascinan. Me siento muy bien conmigo mismo, me siento todo un reflector, que ilumina mas fuerte, bailando, como si estuviera en un estudio de la tele, ¿viste?...La cuestión es que a esa, se le pelaron los cables. Uds creerá que estoy loco - tarde,ya a esas alturas estaba convencido de que lo era - pero cuando estaba así, iluminaba más. No me explico porque, pero por un momento iluminaba más. A veces era intermitente. Se creía original la muy idiota.... bueno, basta, soy un hombre ocupado, digame, ¿cuanto es?

El encargado lo miró con asco. Quería que el tipo se fuera ya de ahí. Estaba podrido de todos esos idiotas como para que encima viniese un excéntrico, un loco, un enfermo...

-Mire, se la dejo gratis...
-Pero no en serio!.. por favor cuanto es...
-Por favor...
-Se lo que te pasa, te entiendo. Estás harto de tu trabajo. Pero si no vendés, no cobrás...es así, así que mejor te pago...¿como pensás pagar la cuenta de la luz? ¡LA LUZ! - gritó desesperado, inclinando la cabeza de tal forma que observaba por entre los anteojos con mirada desorbitada.

Efectivamente, tenía que pagar la luz. Sino, no iba a poder manejarse en la oscuridad de la noche. ¿Que otra luz tenía él, sino era la que emitía su propia cabeza de bombilla? ¿Que otra razón tenía para vivir, si no era estar encendido, enchufado, a la espera de nada?.
Finalmente, ell cliente pagó y se fue. A través de la ventana se veía que él tampoco era muy luminoso. Simplemente se creía mejor porque tenía varias lámparas berreta que lo iluminaban a él. Se apagaron las luces del localcito. Salió caminando. Y pasó algo que no pasaba hace mucho tiempo. Comenzó intermitente, a describir distintas combinaciones en aquella ciega noche absoluta, donde ni siquiera funcionaba el alumbrado público. Algo revivía en él. Y no era gracias a que pagaba la cuenta a tiempo nada más.