Sin palabras me quedaré
después de haber dicho tanto.
Del derroche de sentimientos
sólo quedará un infinito silencio
y nada más que eso.
Nunca más nada de eso.
¿De qué sirve hablar, confesar
si por más puras que sean las palabras
no pueden ni quieren ser escuchadas?

Basta de pensar de más
Basta de creer en algo que no es
que jamás fue
que nunca será.
Son tropiezos que se aceptan
son percepciones que se escabullen,
son millones de sensaciones
que se pierden en la nada.
Desaparecen, como si jamás hubiesen existido.

No hay nada más que decir
Mis labios quedan sutilmente sellados
por manos invisibles que me hacen guardar silencio
que me obligan a ahogarme en tantas palabras,
para no escupirlas,
para no dejarlas salir...
Porque no deben salir.
Nunca debieron hacerlo