Vistes de seda tierna,
con medias negras
con luto y despiertas
hojas de flores,
tiernas, negras.

Acomodas tu espalda morada,
en la roca dura,
más duras fueron las manos
que toparon con tu cara.

Insertas alivio,
bajo la cascada de vino,
vino tinto,
inerte destino.

Te pide clemencia,
tu amor y el olvido,
te pide que vuelvas,
a caer presa del marido.

Levanta su mano
y te dice "sólo mía"
cierra su puño
y te dice: "son caricias"

No esperes al daño de la muerte,
por más que pienses que será tu alivio,
arráncale la vida si quieres,
sin caer en sus armas de asesino.

Reclama ayuda de quien sabe,
de quien te alza en el camino,
no hace falta una lanza,
para encerrar a tu marido.

Recibe una caricia de mi mano,
un beso de tu amigo,
no cantes derrota del pasado
y lucha por salvar tu cariño.

Quiérete.