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El hombre se asustó al escuchar el estruendo del cielo al soltar la lluvia. Salió al lodazal de su patio y las gotas que rebotaban en el suelo brincaban tanto que le mojaban la cara y los brazos. El viento le sopló fresco, pero el aguado espectáculo lo aburría. Entró a su casa. Se dio cuenta que estaba vivo.
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Texto agregado el 29-11-2005, y leído por 111
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