El viento sopla en su caprichosa dirección, con él también lo hacen las olas de mi Mar que se estrellan de frente contra el afilado acantilado de coral rojo sangre, este sucumbe ante la tentación de tocarlo y es lacerado por su filoso coraje. Herido de muerte el Mar gime y llora y lanza sus lágrimas blancas convertidas en espuma sobre las lisas rocas.
Masoquista mi Mar que se lanza de nuevo una y mil veces contra el acantilado, al ritmo del caprichoso viento.