Mi lugar favorito de este lado del mundo,
la hoja arrugando el corazón,
palpitando por la tinta esquiva,
que en la noche murmura
por recónditos callejones.
La soledad de Jonás
como polizón absurdo
de repetidas agonías,
alimento insaciable de mi mano,
suicida
de todas las quimeras,
cuando la ausencia llama,
desde la indiferencia
de lo inmortal,
te llevo
colgado de mi costilla,
como se lleva el viento
en el rostro confuso
del invierno.
Mi lugar favorito de este lado del mundo,
la hoja arrugando el corazón,
susurrando al oído de la noche
que las palabras rotas
se sumergen en medio de la piel,
entre la sangre y el hueso
y como animales
despedazan cada célula,
establecen su territorio
absurdo
de caricias asesinas.
Mi lugar favorito de este lado del mundo,
La hoja
arrugando
el corazón...