LA PUERTA II



No podía considerar a Raúl gravenose un loco.
Si un excéntrico.
Tenia en mi poder mas de un informe y curriculums de el, y una completa descripción de sus trabajos para diversos institutos.
Había trabajado con otros científicos de renombre, pero nunca acepto trabajar para ningún gobierno, aunque había tenido las suficientes ofertas para hacerlo.
Había desarrollado infinidad de proyectos, lo que lo convertía en un científico metódico, fácil de seguirle las pistas en cuanto a trabajos públicos se refiere.
Pero a partir de 1989, se había producido un quiebre.
Comenzó a trabajar en su propio taller en un proyecto al que nadie tenía acceso.
Comenzó a perder contacto con compañeros a los que hacia participe de sus trabajos, pero su presencia fue siendo opacada por la aparición de otros científicos mas jóvenes, que cubrieron rápidamente el aparente alejamiento de gravenose de la actividad.
Para la fundación para la que trabajo, este hecho no paso desapercibido, y con gran cantidad de medios se trato de traer a gravenose a nuestras filas, ofreciéndole de innumerables maneras un puesto importante, sea para que desarrolle el trabajo que sea.
Siempre rechazo nuestras ofertas, quizás en un exceso de autosuficiencia; o quizás por una convicción férrea en su trabajo individual.
Cuando me llego la carta/testamento de gravenose y la leí, creí estar ante un fraude total, pero la esquela que acompañaba la carta, escrita por superiores a mi, aseguraban todo lo contrario
-¿Cómo llego a la fundación este papel?-pregunte al Sr. hook, mi enlace con la fundación
-no llego a la fundación, gravenose, o quien haya actuado en su lugar, la publico en los obituarios de todos los matutinos de 6 de agosto- explico hook-uno de los equipos de criptologia descifro una aparente sopa de letras que acompañaba las salutaciones que daba su amigo Sebastián Soria a la memoria de gravenose-
-pero, ¿Cuándo murió?-
-hace 3 años-
-pero…no entiendo-
-Soria publicaba el mismo enigma escondido en todos los obituarios todos los años-



-o-


Mi primer intento lo debía hacer con Soria. Eso estaba claro.
Pero no debía descartar a su esposa Marylena, ni a su hijo, aunque este debería tener unos 8 años, así que no me serviría de mucho.
Ubicar a Soria no fue problema.
El sujeto en cuestión era escultor, pintor, músico y principalmente un bohemio. Publicaba artículos en diversa revistas de arte, y de allí saque la dirección de su atelier, en el coqueto barrio parque.
-¿desde cuando conocía a gravenose?- pregunte al amigo del finado gravenose, un tipo que rondaría los 50 años, robusto, de mediana estatura y pelo entrecano.
Una barba rala e hirsuta adornaba un rostro afable, dándole al mismo un aire bonachón.
Decoraba sus paredes con todo tipo de grabados hechos con sus propias manos, lo que me hizo creer que estaba ante un ególatra engreído; después supe que no, en realidad no presentaba sus trabajos en salones y quien quisiera comprar o mirar alguna s de sus obras debía hacerlo allí mismo, en el lugar de su creación.
-uhh, hará unos 17 años…el se intereso por un trabajo mío y me pareció un tipo lo suficientemente inteligente…no se…parecía hacer una lectura que los demás no podían hacer de la obra, y es mas, el se aproximo de forma completadamente diferente a las conclusiones que yo quise plasmar en el trabajo…Mm. si, el tenia una sensibilidad que los demás no tenían para algunas cosas.
El artista se brindo abiertamente a mi y contesto de manera franca todas las consultas que hice.
Cada tanto se disculpaba y acomodaba sus enceres, recorriendo de un lugar a otro su taller.
Acepte un café que me ofreció y siguió su rutina, mientras conversábamos.
-disculpe pero estoy preparando todo, ya deben llegar las modelos, y el tiempo vuela…-me dijo con una sonrisa.
No percibí que se reservara nada ante mi requisitoria, y comprobé que la admiración que se tenía uno por otro era mutua, aunque en campos distintos.uno en el arte, el otro en las ciencias.
-¿Por qué publico los obituarios de gravenose los últimos tres años?-pregunte tratando de enfocar la charla hacia el tema que debía saber.
-vera Anselmo, el me hizo ese pedido hace tiempo ya…unos tres o cuatro años antes de morir, y yo cumplí con este pacto de amistad. Nada mas que eso, y para mi es una forma de rendirle un homenaje póstumo a mi amigo…
-y si le dijera que yo se lo que dice el mensaje oculto.
-le diría que no es el primero que lo averiguo, después de todo, Raúl me lo encargo para que alguien lo sepa leer.-me respondió con una sonrisa benévola.
-usted ¿cree en lo que allí dice?-
Soria se restregó las manos y volvió a sonreír enigmáticamente.
-usted me pregunta si yo le creo, y mí respuesta es un si contundente, pero yo se que usted quiere saber como lo logro, como cruzo esa puerta…lamento decirle que no lo se, ni me interesa.
Vera…Raúl era un tipo inteligente y sin dogmas entupidos que lo ataban…eso le daba una libertad de trabajo enorme. Financieramente no tenía problemas y podía costearse sus investigaciones sin rendir cuentas a nadie.
Yo no se como lo hizo, pero se que el me decía la verdad…lo único que me encargo para después de muerto era que publique el obituario y que construya una lapida en su honor, así podía descansar sus restos en un lugar moldeado a su gusto.
-¿adonde esta esa lapida?
-en el cementerio de la chacarita.
-¿y que tiene de especial esa lapida?
-nada que yo entienda, solo me encargo diversas formas y estructuras, medidas especiales, y una pequeña escultura que el vio mientras yo confeccionaba-respondió haciendo memoria mientras comenzaba a limpiar unos descoloridos pinceles.
Por una de las puertas del gabinete de trabajo de Soria entraron dos muchachas semidesnudas que luego de saludarlo con un beso se abrazaron y acomodaron en un antiguo sillón, adoptando unas figuras explícitamente sexuales.
Soria acomodo un telar en el que estaba trabajando y pidió disculpas.
-Anselmo, debo trabajar, disculpe si interrumpo tan linda charla pero yo sigo vivo y debo pintar para ganar dinero… ¿no es cierto Fabiana?-le pregunto a una de las mujeres, que con delicadeza acariciaba estáticamente un seno de su compañera.
Esta asintió con un gesto entre sensual y perverso.
-aparte, mi señora no me da mucho tiempo para posar, ella tiene otras actividades y solo me dedica un par de horas al modelaje. ¿No es así?
La muchacha volvió a afirmar con un ligero gesto.
Salude a Soria y agradecí su paciencia, caminando hacia la puerta.
Tenia que ir a ver a la viuda de gravenose antes de conocer la lapida, y si me era posible conocer su laboratorio.
-Soria, una ultima pregunta-dije antes de abandonar el lugar-usted me dijo que otros descubrieron el mensaje escondido… ¿Quiénes…se puede saber?
El artista abandono momentáneamente el pincel y se acerco a mi, acompañándome a la puerta del estudio.
-Anselmo, lo único que se de usted es su apellido, y solo porque usted se presento así. No se si es su verdadero nombre o un alias, y tampoco me interesa…ya le dije, otros me hicieron las mismas preguntas que usted y yo las contesté de la misma manera, pero nunca pregunte quienes eran, solo respondí.
-¿Por qué?
-porque Raúl me pidió que procediese de esa forma cuando alguien pregunte por su trabajo.
Salí del taller del artista desconcertado.
Gravenose parecía haber previsto todo mis pasos, y los de mis misteriosos “adelantados”.
Pare un taxi e indique la dirección de Marylena, la viuda del científico.
¿Despejaría ella algunas de mis dudas o estaba en el camino equivocado?
El enigma de la puerta que había descubierto gravenose parecía escurrirse de mis manos, haciéndome creer cada vez mas, que estaba ante alguien que si, había hecho lo que su carta testamento había asegurado.