Aquella muchacha de ojos color verde y voz caracterizada por una lenta cadencia gozaba con dos fundamentales singularidades.
La primera, era, pese a la incredulidad de todo aquel que sea conciente de lo dificil que es encontrar tales caracteristicas en la sociedad contemporanea, la inteligencia de la cual estaba al tanto, junto a una practicamente contradictoria humildad, que trae consigo misma la decencia que se necesita para triunfar en las diversas e involuntariamente disimuladas maquinaciones que todos debemos de aceptar, pero con la suficiente conciencia como para saber darle la relevancia perfecta.
La segunda virtud, esta vez que la poseía a Virginia y no en viceversa, era una posiblemente aún más imperceptible: su olor. Aquel se impregnaba de tal forma en la ropa y en la persona misma que hiciese, aunque sea solo una vez, contacto visual con ella, que era imposible olvidarse de aquella cara al pasar los dias, pero las causas de tal perseverancia que tenían aquellas facciones en las mentes de los hombres que se le acercaban, lejos estaban de relacionarse con algo, según cree la raza humana, tan efímero como un olor.
Pero la verdad es que es bastante conocido entre cierta gente la potencia de la nariz como órgano sexual, cumpliendo un rol casi tan fundamental como la boca o las mismisimas manos, pues el vínculo biológico que establece el olfato con una pareja en potencia sexualmente propicia es fundamental para el primer acercamiento. Esto, no significa que podemos olfatear a nuestra compañera (o compañero, según guste cada lector) con los ojos cerrados y ofrecerle una lujuriosa noche, pero si, que forma parte de un todo que puede ser determinante a la hora de aceptar o no compartir algo mas que palabras con la otra persona. Así, si el olor congénito de cada individuo que se desarrollara en la adolescencia (y que por ventajas evolutivas raramente sera en su pureza desagradable) es particularmente atractivo, es posible, como en el caso que le da razón de ser al texto, que sea un factor decisivo a la hora de acercar seres del sexo opuesto o similar.

Ahora bien, retomando la historia, la inmediata atracción que generaba en todos aquellos hombres y (demasiado a menudo) mujeres que conocía era una de las pocas cosas que perturbaban el día a día de Virginia, sin sospechar que los únicos dos amigos que tenía eran porque la única esperanza de aquellos dos individuos de tener un acercamiento era en calidad de amistad con una digna y autovalorada buena performance, entonces, creía que los torrentes sexuales que turbaban las mentes de sus compañeros no era generalizada, y por ende, actuaba con un excedido cariño hacia todos los que conocía. Y con razon de manera inocente, pues nadie ha de hecharle la culpa a quien actúa como cree mejor sin tomar en cuenta las desventajas a la hora de querer establecer relaciones alejadas del objetivo orgánico de reproducir a la especie, por lo cual se torna en dicho concepto, una enorme desventaja y hasta injusticia, que como mencionada injusticia, desafortunadamente no seran mayores que las que han de cometerse ante tal hermosa adolescente.
Ella sera víctima de la propia cultura a la cual ha sabido manejar con destreza, pues en la sociedad asquerosamente patriarcal a la cual pertenecemos se cree masivamente de forma o no inconciente que es derecho de todo hombre “poseer” a una mujer y no congeniarse en una relación de iguales, donde todo aquel que no explote de forma sobreactuada sus rasgos sexuales sera puesto bajo tela de juicio por supuestas ambigüedades, así, combinado claro con multiples factores, cada hombre se acostumbra a hacer gala de características tales como la agresividad, el machismo, y sentidos del humor completamente patéticos y estúpidos. En cambio, todo aquel perteneciente al sexo masculino que se acostumbre a actuar de manera decente sera tildado de feminista por no comportarse normalmente, sabiendo que la normalidad es algo no absoluto, sino relativo, y por ende se ajusta a las costumbres masificadas que en este caso son la imbecilidad y la creencia de poder de un sexo sobre el otro.
Ahora, que sucede cuando tal acostumbrada y celebrada creencia se pone en duda?, cuando el acostumbrado a triunfar se ve débil ante una persona de la cual se creía infundamentadamente superior, y por esto, se ve como nunca le enseñaron a verse, o sea, rechazado?. Antes de caer en la impotencia, aquellos que no estaban complacidos con asexuarse pensando en Virginia todas las noches, comenzaron a establecer morbosamente fantasías que deseaban trasladar de una vez por todas a la realidad, lo cual generó, que un dia en su soledad, Virginia sufriera las concecuencias de encontrarse caminando de vuelta a su casa en la noche cuando fue presa de los indómitos impulsos de tres compañeros de clase, que aprovechando la negligencia de las personas del barrio que subieron el volumen de los televisores en sus casas para tapar los aullidos de auxilio de una adolescente de 18 años, golpearon a la muchacha hasta que no encontraron más resistencia de los vagos gemidos de dolor expulsaba al darse cuenta, aterrorizada, de lo horrible que estaba sucediendo en algo que parecía eterno, pues los golpes le provocaban un sopor suficientemente espantoso como para que todo atisbo de conciencia que conservaba fuese dedicado a percebir el sufrimiento más puro que traía aquel momento.

Así tuvo por la manera menos saludable, y como sardónico efecto colateral, la respuesta que se hacía a menudo, de cómo encontraban impunidad aquellos que violaban los cuerpos de las personas que deseaban, y como salían indemnes, pues el terror y lo traumático de tal situación es capaz de nublar la razón de la víctima, hasta el punto que recordarlo pueda ser una recreación pura del hecho, y cada amenaza de los ejecutores, por mas delirante que sea, trae consigo tales recuerdos y por ende se vuelven tan reales como la situación misma, que, ironicamente, tambien se creía improbable antes de suceder.
Lo más lamentable que llevó consigo años despues en su vida, fueron las opiniones abiertas de aquellos pajeros de mierda que dicen que las mujeres no denuncian a los violadores porque lo disfrutan, y hasta lo desean.