"Al mayor de mis ascos..."
¿Estoy soñando?
Abro los ojos, me encuentro en una cocina. Una cocina como pocas, limpia cual quirófano esterilizado, pareciera que nunca ha sido usada.
En el centro de la cocina hay una mesa muy amplia, en ella, una tabla de picar y un afilado cuchillo, nada más.
Busco con la mirada algún indicio, alguna pista, algo, cualquier cosa. No encuentro nada, la inmaculada estufa, el refrigerador vacío, todavía oliendo a nuevo, los trastes relucientes, todo tan limpio y ordenado. Es extraño.
Camino por la cocina, reflejándome en el mármol de las paredes, busco una salida, algo de angustia comienza a invadirme, esta cocina es una jaula hermética, no hay forma de escapar.
Algo preocupado volteo nuevamente a la mesa del centro.
Sobre la tabla de picar hay un tomate, uno muy rojo y muy grande.
Ahora lo comprendo todo. No es un sueño, es una pesadilla, una horrible pesadilla.
Una mezcla de temor y asco me invade, ya no soy dueño de mi cuerpo, actúo sin razones.
Con mi mano izquierda tomo el tomate, lo contemplo fijamente, transmitiéndole todo mi odio con la mirada, todo mi asco y desprecio, en silencio.
Adivino una sonrisa en mi rostro, la locura tensa mis músculos. Con gran firmeza y fuerza empiezo a cerrar mi mano.
El tomate comienza a colapsarse, mis dedos se hunden en su pulposo interior, se rompe.
Rápido como el rayo, su nauseabundo olor impregna la cocina, el sonido del tomate deshaciéndose bajo la férrea opresión de mi mano taladra mis oídos.
Y esas gotas, gotas de su repugnante jugo, recorriendo mi antebrazo, escurriendo por mi codo... Creo que voy a desmayarme.
...
Abro los ojos, la antes inmaculada cocina ahora luce tapizada de un rojo asqueroso y pestilente, mis palmas teñidas en rojo decoran todas las paredes...
Voy a vomitar...
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