XII.

¡ No he muerto !,
¡ cuélguenme de nuevo que no he muerto !
recipientes recelosos, recipientes transparentes
de cajones y botellas, qué me ocultas, te me das
que te salgas con la tuya, en el aire, cuando quieras
a taparme o destaparte, lo de siempre me revienta
rotulado de repente y a tus gentes contentar
y la soga se ha cortado entre tus cochinas manos
y mi cuello que no es mío aún respira y no se va
que no mueran, que no he muerto, que me mates al pasar
yo te cuento de mi olvido y de mi odio, lo que supe y te condena
y no creo en la condena mas si creo en la Verdad
aunque nunca más la encuentre después de que la vea pasar
y de que ella me condene y que me mate por ser otro
enemigo de su amante la sangrienta y difamada Libertad
bocinazos de escopeta en el cajón de mi cabeza
y la botella de esos ojos que no quisiera quebrar
a las calles disparando han corrido mil gusanos
y en los años que han pasado se han comido el otoño
han abofeteado al invierno y aturdido al verano
y la pobre primavera joven erótica y tan bella por la espalda...
por detrás y por el frente, entre una y otra vereda
aún entre sus callejones los gusanos se pasean
tan violada, tan violada que en su cara no se sabe
si ella sabe o si le gusta de amnesia cruda y desangrada
al infierno que me mandes, no me importa ni tu tumba
tus botellas son de plástico y sé que estás vacío
crujen tus babosos pasos y tus asquerosos ruidos
que la Verdad me mate bien muerto y me aleje de tu arena
no me trago este polvo ni el hollín de tu chimenea
amigo sobre la tierra de los seres que son de ella
tortuosa dualidad de gusano de plástico y de gusano de esfera
corriendo de cuando en cuando extraño la primavera
y la botella de sus ojos que arrancaron sangrando y doliendo
espero la Verdad que me atrape cuando no sea del barro
cuando sea de cemento que la cuerda resista mientras me voy muriendo.