Pronto podré clavar mi mirada en tus pupilas, enterrarme en tu abrazo y sentir tu calor. Podré por fin arrebujarme entre tus brazos, dejar que mi pelo largo se esparza en cada caricia del viento. Podré entonces reflejarme en tu sonrisa, llevarte de la mano y encontrar un rincón aislado y cubrirnos con nuestro amor.
Y ahí, con cada roce de nuestros labios, te contaré mi historia: una historia que no tiene inicio ni final, narrativa perfecta de mis recuerdos.
- ¿Ves ahí?- apuntaré con un dedo- Esas tres estrellas que brillan más que las otras… ¿Puedes verlas, amor? Pues, esas estrellas son las almas de Abraham, Isaac y Jacobo. Éstas son las primeras en salir todas las noches. Cuando salen, sabemos que ya es noche, que llegó al cabo otro día.- Me mirarás en silencio y apretarás tu abrazo. Hace frío- lo sé. Pero abrázame…
- Las otras estrellas- seguiré contando- son las almas de los fallecidos. Pero están ahí nada más, como recuerdo. Cada estrella tiene un nombre, una fecha, identidad. Es el archivo de Dios. En realidad, esa alma encontrará un cuerpo muy rápidamente. Dicen que cada vez que muere una persona, en algún lugar del mundo nace otra- es un ciclo inentendible de la vida.- Contemplarás el cielo conmigo en el silencio. Con tus dedos rozarás mi cuello, mi rostro, mi pelo. Te sentiré tan cerca de mí…
- Es muy triste, ¿sabes?- diré, acomodándome entre tus brazos y tu pecho.
- ¿Qué cosa, mi vida?
- Que caiga una estrella. - Me mirarás un rato, tratando de descifrar mis pensamientos.- Cuando cae una estrella, es decir que ya no existe nadie en el mundo que pueda evocar la memoria de aquella estrella. Y esa estrella de miles de años, caerá muy lentamente, y se hundirá en el mar, sin llamar la atención, sin avisar. Y si tiene algo de suerte, esa alma olvidada, en un lugar habrá una pareja enamorada contemplándola en su último momento. Un niño tal vez, un alma que perdió la fe, una persona sin esperanzas…y pedirán entonces un deseo.
Entonces una lágrima se deslizará por mi mejilla, y tú estarás ahí, para abrazarme y tranquilizarme.- Te amo, ¿Sabes?- me dirás mirándome a los ojos. Lo sé. Lo sé, porque estás aquí.
Y la noche seguirá contemplándonos en silencio, ¿Qué dirán de nosotros las estrellas?
***
Allá en Marruecos, mi bisabuelo pasaba horas en el palacio del rey, tejió mantas y cobijas, y mientras hacía su labor, acompañaba el rey y le contaba historias: leyendas y cosas inventadas por él: de amores, de otros mundos en el otro lado del océano, de culturas y tradiciones, y entre ellas de la naturaleza, tratando de justificar la existencia de las personas, de los árboles, de la luna, del sol, y entre ellas de las estrellas.
Dedico éstas palabras a mi bisabuelo. Él no me conocía, pero yo sí le conocí a él.
También se las dedico a Denada, mi hermanita virtual, que cada vez que hablo con ella me hace recordar mi infancia, éstos momentos mágicos de alegría y pureza. ¡Qué te acompañen las estrellas y su luz, hermanita! Te quiero mucho.
Y a mi enamorado… tengo tantas cosas que contarte…
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