Los peces seguían recorriendo esos rincones de la pecera una y otra vez, como si fuesen nuevos para ellos. Y ahí Carolina los veía, mientras limpiaba la loza, y escuchaba las noticias en la radio. En realidad, no estaba pendiente de las noticias, ni de el agua corriendo por el lavabo, ni de el suelo lleno de migajas. Simplemente se bañó, se arregló y tomó su bolso.
En la mesa de la terraza, Louis seguía leyendo, disimulando su nerviosismo. Unas servilletas mojadas y un vaso casi vacío lo delataban aún más. Mirando de reojo hacia la calle, contando mentalmente los minutos que quedaban para que se cumpla la hora. Y ya cuando ella, Carolina, doblaba la esquina y quedaba a la vista de Louis, éste se sumergió instintivamente en su máscara, simulando una lectura apacible.
- Hola, Luis.
- ¡Ah! Hola, Carolina- Se levantó casi sin perdonar al vaso una segunda vez, y lanzó un beso lo suficientemente rápido como para que ella lo tomase por sorpresa, pero con una estela que dejaba tiempo para un leve sonrojo. Se sentaron, pidieron unos jugos, y Louis prefirió no darle tregua al silencio.
- Y dime, ¿Cómo estuvo el "Club La Nada"?
- Aún no tiene nombre- dijo Carolina en un tono casi de desprecio. Louis trató de disimular el sudor en sus manos.
- Pero es un buen nombre- respondió en tono de defensa.- Después de todo, está en un lugar casi...
- Sí, entiendo tu punto- fue lo que escuchó de Carolina antes de darle un sorbo a su jugo de piña.- Lo de la adicción y todo eso. Y gracias por preguntar, fue mi primera noche, y la encontré acogedora.
- Bueno, no es tu "primera noche", técnicamente- mencionó Louis con su sonrisa de falsa inteligencia. Se alegró de que Carolina tomase eso con un esbozo de sonrisa.
- Sí, lo sé. Pero hace tiempo que no sentía eso. Sentirse acogida por el público, verlos bailar sin ningún tipo de esfuerzo. Esto es lo que estaba buscando, Luis.
Es la segunda vez que Carolina le decía "Luis", pero a él no le importaba. Estaba pendiente en esos hermosos cabellos ondulados, moviéndose al compás de la brisa, y en el casi tedioso pero agradable fondo rosa que su agitada mente proyectaba. Esos ojos, de color ocre quemado... "Oops, get back to reality", pensó antes de que Carolina sospechase de algo.
- Sí, entiendo...
- ¿Recuerdas cuando conversamos sobre eso, en la calle La Igualdad? Creo que logre encontrarlo.
- Ese manifiesto tuyo tenía más matices de una revolución que de un ambiente nuevo.
- En parte sí, pero por algo se empieza.
- ... Y dime ¿Qué le pareció a...?
- ¿Mi jefe? "Bárbaro".
Ambos se pusieron a reir de su acento. Louis también conocía a Carlos, y de hecho fue él quien le presentó a Carolina y le propuso contratarla.
Carolina y Louis hablaron de muchas cosas: De sus experiencias en el centro, de las oportunidades que se aparecen, de la vida en general... Ya más relajado, Louis se armó de valor y declaró algo que ya había pensado decir desde hace tiempo, y que había mentalizado suficientes veces como para considerarla una obra de actuación.
- Bueno... La verdad es que me entretuve mucho hoy...
- Sí, yo también. Me hacía falta salir más... Tú sabes...
- Tranquila, eso ya pasó. Pero ¿Sabes?...
- ¿Sí?
- ... Me interesaría mucho... Poder... Salir de nuevo...
Carolina se sorprendió de pronto por el nerviosismo, ya sobresaliente, de Louis. Se sintió como una boba, pero entre todo el escenario ella sabía que era posible llegar a este punto. Y que, dicho sea de paso, Louis era una persona que valoraba mucho... "¿Pero qué tanto?", pensó unas centésimas de segundo antes que otra palabra clave saliese de entre los labios de Louis.
- ... Contigo.
Puso el vaso lentamente sobre la mesa. Y no quedaba más jugo, por lo que no había cómo alargar la respuesta. Se limpió la boca con la penúltima servilleta y, tomando en cuenta todas las experiencias anteriores que tuvo con Louis, respondió relajadamente.
- ¿Qué te parece el 2084?
Louis quedó un poco atónito. Pero luego de ver la sonrisa de Carolina, empezó a reir a carcajadas. Ella se unió también, y al final todos los que estaban sentados en la terraza, e incluso los mozos, miraban a la pareja reir descontroladamente, algunos con desprecio, otros con simpatía.
- Ok. El Martes 9 de Julio del 2084 ¿Te parece bien?
- Sí, me vendría bien esa fecha, Luis.
- Jajajaja... Oye, ¿Y por qué te cuesta tanto decir "Louis"?
- Ya empezamos con tus aires de británico.
- Eeehh... Es sólo que... No sé, si yo te dijera "Caroline".
- Mira, que me digas Caroline o Cartulina me da exactamente lo mismo. Siempre y cuando no saques el "Carito" a la luz. ¿Ok, Mr. Williamson?
- Jejejeje.. Ok, Srta. Muñoz.
Se dieron un fuerte abrazo luego de pagar la cuenta, y cada uno se fue por su lado correspondiente. Louis no podía estar más contento con los resultados, y mientras caminaba con una sonrisa radiante, oyó un grito el cuál sugerentemente lo tomó como alulido.
- ¡HEY, EL GRINGO!- Era uno de los mozos del local.
- ... ¿Sí?
- Se le quedó esto, señor- Era el libro que llevó y nunca leyó en verdad.
- Ah, cierto. Gracias.
- De nada, señor.
Y partió a continuar con su labor, en cuanto a Louis, del apuro con que salió de su casa se olvidó qué libro fue el que efectivamente sacó para leer. Miró la tapa, la cuál con letras medianas rezaba "Ullises".

"Well i'll be..." Fue lo primero que atinó a pensar.