Cuando intentan sofocarme los problemas el pesimismo, el malhumor, o el desgano basta asomarme a la ventana de mi alma. Hay en mi interior un jardín maravilloso donde habitan los recuerdos más preciados multicolores afectos aromáticos reconfortantes abrazos paisajes de mi aprendizaje por la vida. La risas musicalizan el aire con mil tonalidades divertidas y una brisa de suspiros recorre las etapas ya vividas. Un mágico pozo de los deseos ocupa el centro de la escena. A él recurro si flaquean mis fuerzas. Me zambullo en las enseñanzas de mis padres rescato los valores aprendidos enhebro collares de logros personales me empapo de ilusiones cristalinas y arrojo una moneda al pozo para vigorizar las esperanzas.
Texto agregado el 26-11-2005, y leído por 240 visitantes. (2 votos)